El paisaje pasando

El camino pasa raudo por la ventana, los árboles corren, las flores aparecen, desaparecen, los pájaros se asoman, se esconden…. Es la vida incesante en la ruta, de la cima al valle veo la fugacidad de un paraje muy verde y me gusta.

Nos vamos oyendo el pasado, a veces, con esa música de plancha de hace años. Se oía en Chile y también por acá.  Curiosamente nos sabemos algunas -todas- canciones, nos llevan al ayer, a una cocina, a una sala, a una tarde de infancia cualquiera o, incluso, a otro viaje similar, pero con otra compañía.

Hicimos pausa en un lugar cualquiera, pero desocupado, para un desayuno ligero. Sin proponérnoslo encontramos el menú tal cual lo queríamos. Los huevos con la yema en su punto, la arepa con la textura y el sabor que imaginábamos, una porción de fruta sabrosa y, bueno, no todo podía ser perfecto, el café estaba muy mal, pero sería lo único porque el precio también fue insuperable.

La ruta esta vez no fluyó como siempre. Autos lentos, muchos autos, pare sigas en la vía, ciclistas, en fin. A diferencia de otras veces, llegar a destino tomó más de lo habitual. Tanto que hasta tuvimos tiempo de choco-cono mientras superábamos la carrera de bicis…. La gente curioseando, los vendedores aprovechando tantos paseadores detenidos. El paisaje suspendido.







Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―