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Mostrando entradas de junio, 2023

Seguimos en marcha

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Se va junio con sus viajes a ninguna parte y sus paseos a los alrededores, con sus recuerdos de cosas olvidadas, con sus vasos rotos que asoman en el ojo, con la quietud de los días en pausa y las urgencias por sacar tareas de la lista. Se va también la primera mitad del año con sus mediodías llenos de luz y sol, con sus tardes de viento. Pasó el mes y de nuevo no me di cuenta. Los días comenzaron con el café de siempre, con los mensajes en el teléfono, las hojas y las flores en el suelo... pocos pasos, muchos autos y sirenas en la calle. Ruido fuera, a veces también dentro; música en español, pájaros, perros. Mi hijo. El comienzo de las vacaciones. La felicidad por pasar el año escolar. El ascensor y sus recomendaciones. Cine. Superhéroes. El desayuno con los gatos aquellos. Emociones variadas, intensas. Pocos instantes de soledad y retiro. La mente ocupada sin cesar. El torbellino de los días laborales. Tener que hacer, revisar y escribir. También fue un mes con novedades. Junio

Casual relajado

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Dulce y cálido también, ideal para disfrutar y descansar. El fin de semana que pasó dimos un salto al otro lado de los cerros. Anduvimos en el Llano. No llegamos precisamente a un lugar aislado de desconexión, pero sí muy cerca de un paisaje espectacular. Partimos temprano, pero no tanto, y escogimos otro camino, cambiamos de ruta. Dejamos la ciudad de la furia sin casi darnos cuenta. De calles con gente que comenzaba el día pasamos a la ruralidad un poco urbana y empezamos a ver que fuera iban sucediéndose cada vez más las montañas con sus árboles, la flora del altiplano y algún pájaro también; de repente unas casitas asomaban; y así, sin expectativa alguna salimos a la carretera y tomamos la vía de siempre. Tuvimos un recorrido sin contratiempos, aunque sí con un pare siga que no entendimos, pero que nos tomó varios minutos detenidos. No prestamos demasiada atención y en calma llegamos a media mañana a Villavicencio. Nos instalamos en el hotel y fuimos a dar vuelta al barrio... camin

Respirar hondo

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  El rumbo confuso de la vida laboral . Reuniones de las que me molesta profundamente todo, pero con las que verifico que con la edad todo me importa menos, me importa casi nada y concluyo con frecuencia que no vale la pena, quizá llegará el momento en que todo retome el cauce, o tal vez no. ✯ Dormir. No es nada fácil .  Quería quedarme dormida, quería soñar, invocaba el sueño, procuré comunicación con Hipnos, con Morfeo, nada… no hizo efecto la pasiflora. Cierro los ojos, sueño. Aparecen anuncios en mi  mente, ruidos, sobresalto, me despierto. Una noche que se suma a aquellas de  largo insomnio. ✯ Recorrido . He vuelto a las andanzas.   Voy cada vez más lejos en mis paseos por la vecindad. No salgo de la localidad, pero extiendo la ruta varios kilómetros. Me gusta mirar desde la cima con los ojos cerrados, imaginar, volver a mirar con los ojos muy abiertos, vivir el asombro. Es la ciudad… pero también me gusta, a veces.

Quebrado y dividido

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El país anda alrevesado, repleto de drama intenso, perdiendo sentido de la realidad y de lo necesario. Falta luz y también aire, abunda oscuridad y desconfianza.   Qué difícil preservar la calma y mantener cabeza fría  en este paraíso . Todas las tormentas cesan, se supone, y siempre sale el sol, pero acá poco lo dejamos asomar... parece que habitamos un territorio ingobernable.  Todo lo que ni siquiera se puede imaginar ocurre por acá.   

Rurales

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Días de verde, aire fresco, y nubes lentas. Lo de siempre, al menos lo más frecuente,  pero siendo lo de siempre, este finde fue un  regalo, un hermoso regalo. Qué mejor que parrilla y copas al sol y en familia.  Con un menú delicioso para cada día, con brindis refrescantes, instalados en  nuestra terraza viendo el verde de por acá y el de más allá. Días en los que el  mejor plan fue sentarnos a comer, recordar, hacer planes, soñar con un futuro  esplendoroso y ver el campo brillar. El sol pegando a veces, otras el aire  corriendo veloz. Es nuestro paisaje cotidiano y cautivador, con el espectáculo  del cielo de un azul intenso.  Hay cierta belleza en estas escenas campestres, el colorido enigma de las dalias que abren blancas, a la semana siguiente están rosadas y terminan siendo de un rojo que me gusta; flores, árboles, el aroma de la brisa fresca, los pájaros con su vuelo y su cantar, las perritas que nos acompañan sin perdernos de vista, el calorcito estupendo y mucho esplendor. Ha

Fragmentos de miércoles

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En ese momento en que nada ocurre pienso en muchas cosas, enredadas algunas, simples otras. Hay cosas que no puedo decir porque tendría que inventar palabras; y si lo hago, nadie entendería lo que digo. Pero lo que no puedo decir ni escribir, a veces, lo puedo pensar. El sol en la piel es alegría, sin exagerar, claro. Con bloqueador, también. Pero ese calorcito que se siente en los instantes veraniegos en la ciudad no tiene pierde. Bajo el rayo del sol me elevo y llego a mi refugio… el jardín con sus hortensias, dalias y astromelias también es alegría. Los colores iluminan y resaltan el verde del campo y me fascina. Me gusta conservar recuerdos y lo hago bien, bueno, los guardo como me gustan, como creo que deben perdurar e incluso trascender... Pienso a veces que algún día, quizá, dentro de mucho, mucho, una posible descendencia de mi hijo se interese por saber algo de estos tiempos... no de aquello de enciclopedia, sino de emociones, vivencias, sentimientos familiares y contradiccion

Del ayer

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Recuerdos sorprendentemente precisos de infancia. Me acuerdo de la diversión absurda y desafiante de subirnos al tejado en vestido de baño a tomar un sol pálido y escaso; también de las conversaciones divertidas, de ventana a ventana, por teléfono, viéndonos a pocos metros. Recuerdo la sensación de despertar en los días de vacaciones y levantarme corriendo a cumplir la agenda preparada, la incomprensible ilusión de seguir minuto a minuto los juegos y planes inventados. Me acuerdo de las carcajadas cálidas y francas de mi papá, esas que llenaban cualquier espacio. También recuerdo las tardes infinitas en las que la ducha de mi baño se convertía en un ascensor eterno en el que casi vivíamos cuidando a nuestros kikosos; además de jornadas completas en las que el garaje de la casa se transformaba en la ciudad de las barbies... casas, edificios, autos, lugares de trabajo, una ciudad gobernada por la barbie dorada y la barbie besadora. Recuerdos vagos Algún bazar que organizamos... no

Puesta en escena

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Lunes presencial . Otra vez dejo de lado la virtualidad. No me entusiasma, pero hoy sí. Sentir que mi cuerpo se recupera es suficiente para que arranque la semana con buena onda, bajo la lluvia y con un entorno helado, pero en movimiento. Los alrededores de la oficina a veces me gustan. Las imágenes cotidianas de la gente del barrio que está debajo la caracas son entretenidas. Vida diaria, un poco doméstica. Son diferentes a las del oriente. Parecen otros ritmos, otras urgencias. No estamos solos en el mundo. Somos tan pasionales y defensores de nuestras creencias e ideas, que se nos olvida observar, escuchar, ver y admirar al otro. Nos concentramos en nuestros asuntos, absortos mirando nuestro propio ombligo. Omitimos al del lado…. el yo por encima de todos. Nos falta consideración y humildad y nos sobra altivez y soberbia... Y así cómo!! Nada fácil . Últimamente busco reconciliarme conmigo delante de un espejo, desechar todo y partir de cero... No es sencillo, pero queda confiar en

Maravillosos días lentos

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Mirar el cielo, las nubes, sus formas, ver sobrevolar algunos pájaros… mi antídoto perfecto para reducir el cansancio por la realidad política y social de este país. Disfrutar en familia el sol bonito del primer sábado de junio y recuperar la movilidad casi sin dolor en mi espalda… insuperable. Estar en nuestra casa en domingo, sin hacer nada más que experimentar la sensación de respirar, habitar, existir. ¡Dónde podríamos estar mejor que aquí! Bueno, bueno, la que no hizo nada más fui yo, los demás anduvieron en tareas varias y preparando por ahí un examen de física que le confiaremos a los astros. Bonus. Soñé con un banquete, muchas ensaladas, pero más helados y postres, creo que me engordé. No fue el pan con mermelada del desayuno, ni la torta de limón del almuerzo de ayer, y de hoy, no.