Esto, aquello y lo demás también

Se nos va otro mayo. Pasó con más gloria que pena y quedarán por acá varios instantes para mantener en la memoria algo de lo que trajo… aunque en realidad creo que ya los he dejado todos. Pero es que mayo tuvo momentos de sorpresa y algunos destellos luminosos, que espero no se desdibujen con el paso del tiempo. Desconexión . Aquel finde en Chingaza, ese par de días inmersos en la naturaleza sin nada mas que asombro por la belleza del entorno. Un paisaje espectacular. Algunas conversaciones bonitas. Muchas sonrisas intergeneracionales… superamos ampliamente el promedio de nuestros compañeros de viaje.  Deslumbrante . Haber visto estrellas fugaces en ese espectacular cielo despejado del páramo fue extraordinario, sin duda guardaré bonitas sensaciones de esa noche helada.  Reminiscencias . Recordé mucho a mi pá. En mayo era su cumpleaños. Celebrábamos siempre, pero hace casi 21 años que le falló ese corazón gigante y alegre que tenía, aquel que nos entregó todo su amor y con el que nos c

Un alegre cumpleaños. Con una tarde sabanera de más lluvia incesante que de sol brillante, festejamos los cincuenta de una bonita existencia. Eres de la antigüedad sister, del siglo pasado, de cuando no había internet ni celulares. De la prehistoria misma, como dirían por ahí. Desde allí, desde ese tiempo lejano, mi vida y la de todos los que te queremos un montón ha sido más bonita…. Tu saber estar en el mundo, con sus cosas buenas y las menos buenas, ha hecho que nuestros días sean más amables y por eso teníamos que festejarlo. Un encuentro sorpresa, feliz y divertido, en el que calmamos tu curiosidad, más incesante que la lluvia,  fue el plan perfecto para celebrar el amor y la vida, esa en la que has estado más de 18.250 días, aquellos que han pasado en un abrir y cerrar de ojos, en un pestañeo que no pero que en realidad sí. Brindis y sonrisas compartidas con familia y amigos han quedado para la posteridad como recuerdo perenne de la celebración de las cinco décadas que has estado

La cercanía del centro. Una suma de fragmentos que componen la realidad. Me siento con vista a la calle. En algunos espacios estoy con los ojos muy abiertos, atenta a cada detalle; en otros omito lo más evidente. Hace un día precioso y recuerdo porque sí aquellas conversaciones en las que sin pensarlo mucho entramos en un emocionante recorrido de complicidades, de confesiones súbitas, verbalizando secretos. Recuerdo pasados, imagino futuros y vivo el presente que me gusta y qué importa si llueve, sigue siendo un día precioso.   Como siempre en algún momento volverá el sol.

Un poco más de la montaña con otro lente. Más imágenes que ayudarán a la memoria a mantener aquel par de días de contemplación y sorpresa. Instantes cuando acababa de oscurecer y recibíamos el aire fresco de la noche, otros más de lugares abandonados, esos que tienen ese “qué sé yo” de curiosidad e interés. Tomas en espacios de desconexión, donde imaginar, donde relajarse y dejarse llevar por la fascinación del páramo y de ese cielo maravilloso bajo el que posamos con espontánea fluidez. Los colores de la cordillera y el brillo de la laguna desde algún mirador... la naturaleza, su esplendor y nuestra presencia allí, a más de 3.700 msnm.