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Mostrando entradas de junio, 2021

Realidad extraña

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Era mediados de enero y Lucas estaba empezando un trabajo. Uno más, pensó. La diferencia con los anteriores, además del lugar, era que esta vez conocía a alguien de la nueva oficina. La jefe de ahora había sido su amiga de adolescencia, varias décadas atrás, nada trascendental, nada profundo. El primer día lo recibieron bastante bien, presentaciones formales, pero una cálida bienvenida en general, parecía ser un equipo muy profesional, pero relajado. Los primeros meses anduvieron sin mayores dificultades, almuerzos compartidos, cafés conversados, ocasionales cervezas a la salida. Manuela, la jefe, participaba a veces de los encuentros. Una tarde de viernes, en abril, salieron de copas, el equipo completo. Habían obtenido el sí en una propuesta y estaban todos al borde del éxtasis. Después de semanas de trabajo intenso, llegaba la recompensa. Brindis varios que continuaron en baile, primero en la pista, después en la mesa, la diversión se adueñó del grupo... llegó la madrugada y fue hor

No hay después

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Tengo cosas que decirte, y me molesta de sobremanera no poder verte, que es al menos, lo que creo que merezco. ¿Sabes? Adoré tu espontánea manera de sentir y la forma que tenías de expresarlo... tus impulsos reflejados en cada palabra, pese a mis razones silenciosas. Me hiciste estremecer y emocionar, no solo por las conversaciones subidas de tono, que también, sino por aquello que, quiero creer cierto, veías en mí. Te dije hace tiempo que habías generado un pequeño caos, y creo que fue así, sigue siendo así y es peor cada día. Soy escéptica, lo sabías, no tan espiritual y algo “estoica”, pero sin proponérmelo fui despojándome de prevenciones y permití que sucedieras, ¡sentí y creo que me hiciste mucho bien! Atrapada en casa los primeros meses pandémicos, rodeada de silencio y ausencias, comencé a responderte sin expectativa alguna, curiosa, dispuesta a dejarme sorprender, y bueno, avanzamos, paso a paso, tu queriendo un encuentro y yo resistiendo para no dar rienda suelta. No imaginé

Cruzar miradas

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Salió de la ducha y antes siquiera de tomar la toalla y secarse, se detuvo frente al espejo. Primero observó sus pies, igual un poco desproporcionados, pensó. Subió a sus muslos y los vio ya muy grandes, un poco flácidos, no quiso detenerse. Miró su barriga y allí se quedó un rato, plana todavía, falta firmeza, claro, se dijo, pero bastante bien para haber tenido dos chicos. Sigue subiendo, pasa por alto el pecho, le da igual que empiece a caerse un poco. Se queda en el cuello, largo, con ligeras líneas. Qué interesante su cuello, qué atractivo, piensa que es seductor tenerlo, le encanta que sea así de largo. Finalmente llega a su cara, sus labios, perfectamente delineados y pequeños, su nariz, no deja de crecer y la empieza a atormentar un poco, sus mejillas angulosas le dan un aire tan interesante como su cuello, se dice. Tomó la toalla y antes de secarse por completo y empezar el ritual del aceite de almendra, volvió al espejo. Se mira fijamente y empieza a jugar, conoce a la perfec

Un encargo

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La casa que me han dejado está en la montaña, un poco alejada del casco urbano de un pueblo pequeño.  Es una casa grande, con varias habitaciones amplias, una cocina maravillosa y la mejor vista que haya tenido antes. Difícil entender las decisiones que toma la gente, más allá de eso, difíciles las circunstancias que hacen que la gente decida lo que decide. Si bien casi todo en la casa está vacío y solo tengo que encargarme de desocupar una de las habitaciones que ha estado cerrada desde hace algunos años, el trabajo no es poco, es quizá el espacio más pequeño de la casa, pero tiene muebles, cuadros, libros, fotos y más. Elegí un rincón cerca de la ventana que da al jardín.  Desde acá, levantando de vez en vez la mirada para llenarme de verde, para despejarme un poco con el fluir de las ramas al viento, he empezado a clasificarlo y empacarlo todo antes de seleccionar el destino que daré a cada cosa. Los nuevos dueños han sido claros, quieren la casa impecable y desocupada. Habría sido

Finalmente desperté

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Un intento por ingresar al coro del colegio, días de ensayo para que me recibieran en el grupo de danzas, la gran apuesta por que me dejaran entrar al equipo de porristas... segundo, tercer y cuarto intento, nada. Nunca. Siempre terminaba como no aceptada. No lo cuestioné jamás. Sería la suerte, las circunstancias, quizá pocos cupos, no pensé que se trataba de mis escasas habilidades con el canto y el baile, ni me lo pregunté. Nunca el rechazo llegó con retroalimentación, así que tal vez pensé que sería en otra oportunidad.   Hasta después de vieja me di cuenta de que crecí con cero objetividad, repleta de amor propio cultivado en casa. Un peligro andante. Iba por la vida con la tranquilidad de quien puede lo que quiere y si no, no es por falta de talento. Cantaba alto, fuerte y emocionada, casi me sentía en un escenario... bailaba como si protagonizara flash dance, bueno, creía que era eso lo que hacía, tal vez cerca de mí no había nadie que reconociera mi falta de maestría, hacía e

Un desvío

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Luciana se preparó como todos los días para partir rumbo a su oficina.  A tiempo, como siempre, encendió el auto, se miró en el retrovisor para garantizar que el maquillaje estaba en su sitio, aceleró y salió de su edificio.  Tomó la ruta acostumbrada. Aunque ocasionalmente cambiaba el recorrido según la recomendación de waze, esta vez ni siquiera prendió la aplicación. Los primeros veinte minutos del camino transcurrieron sin novedad. Como era habitual, el tráfico era denso y Luciana aprovechaba los semáforos y los trancones para mirar el entorno, sonreír a los limpia vidrios conocidos, dar una mirada a los autos vecinos e imaginar alguna historia mientras veía rostros y expresiones. Así, no sé dio cuenta del paso del tiempo, iba con margen suficiente para llegar. Acercándose a su destino cambió la emisora que estaba escuchando.  Oyó de repente una voz que le resultó muy familiar, no la identificó rápidamente, era una conversación hilarante, pero conocida, el periodista intentaba

Alguna vez de pronto

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Lo que fuera que sentían había empezado a ir cuesta abajo y se vislumbraba ya el final.  Desgastados por la ausencia de caricias y la falta de miradas, aceptaron que el brillo se había apagado y que el caos desencadenado debía terminar. Decidieron dejar ahí, pero antes del adiós prometieron un encuentro. A esa hora, cuando la tarde empezaba a acabarse, llegó, finalmente llegó.  Después de más de un año de esperarla, de quererla ver, de abrazarla, apareció. Era un encuentro, uno solo, nada más que eso.  Confirmar lo que durante meses sintieron, dar paso al deseo que, con voluntad propia, se había adueñado de ellos en tanto tiempo de distancia en el insalvable encierro que los agobiaba. Mientras la esperaba recordó muchas de las conversaciones que tuvieron, mucho de lo que lo hizo sentir. No entendía cómo se había convertido en refugio y tentación. No sabía cómo se había dejado seducir... parecía siempre tan seria, pensó, pero le divertía creer que su encanto juvenil y su frescura frente

Inmersión en la montaña

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Junio marcha a las carreras, recién terminamos mes y resulta que ya estamos a 12 del siguiente, así de increíble avanza todo... pero llegó un sábado más y otra oportunidad de salir a la montaña. Temprano, antes de que saliera el sol, estaba servido el desayuno. Café fuerte y caliente, pan casero, un plato de fruta y un par de huevos fue el menú para el día, colorido y nutritivo para resistir el recorrido a la punta del cerro. Me marché sola. En medio de la neblina de la mañana, bajo las nubes que llegaron con el nuevo día, empecé el camino en ascenso. La soledad de la ruta fue mi compañera durante las primeras horas, pero poco a poco fue despejándose la mañana y los rayos del sol empezaron a calentar el ambiente, la gente empezó a salir de poco y los ciclistas también fueron apareciendo. El cielo despejado y la quietud del aire me animaron a unas cuantas paradas, ratos de contemplación de ensueño en medio del verde intenso. Un intento por tomar la foto de un pensamiento amarillo ca

Antes de tiempo

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Empecé el recorrido entusiasta. La semana que terminó no anduve mucho, así que tenía el impulso de avanzar y ascender, sin saber muy bien hacia dónde.   Comencé por la ruta acostumbrada, subí por Versalles, llegué a la casa naranja y, aunque dude, opté por el camino que me llevaría hacia el pantano. Llevaba buen ritmo, me crucé con algunos ciclistas y las gallinas y perros de siempre. Llegué a la carretera y de nuevo tenía opciones, me incliné por la bajada. Con rapidez me fui hacia Ventorrillo y allí, aunque había pensado emprender el retorno, apareció Jolín, así llamé al perro que hace un par de meses me había encontrado y que ayer me dio la bienvenida como nadie nunca. Ante la emoción y los saltos de Jolín, no tuve más remedio que seguir el camino del Tablazo, al menos un rato, pensé. Esa compañía en la soledad de la montaña resulta grandiosa. A paso firme, pero ya no tan veloz, subimos varios metros. Entramos a un bosque de niebla a que nos envolvieran las nubes por un instan

Tardes de mayo

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Mayo terminó con instantes bajo el sol, con largas jornadas de lluvia repentina y con múltiples tonalidades de verde también. Se fue un mes más en este año que avanza con dificultad… pero que nos deja bellísimas escenas de montaña.