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Mostrando entradas de octubre, 2023

Ver el cielo en silencio

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Recuerdo instantes de octubre. He procurado un mes con ejecución consciente de todo. Algunas cosas se me escapan, claro, sigo en automático, pero he tratado de estar presente. También he intentado olvidarme de todo por un rato. Procurando dejar la mente en blanco he logrado un éxito parcial, ocho de diez en algún momento. No he hecho mucho, trabajar, estudiar, hacer parte del proceso democrático y caminar... No, tal vez sí hice mucho. Tuve tiempo para ver a los amigos y a la familia también, pero creo que se me fue octubre sin paseos. Aunque con mis rutas en la montaña me sentí a gusto, pudieron ser más, pero estuvieron bien y además variadas, con viento, tormenta, sol brillante.  Tuve ascensos pasando por todas las estaciones.  Incluso, por primera vez, anduve bajo granizo y escapé de los rayos. A veces los días estuvieron grises, a veces nos sentimos agobiados. En ocasiones el entusiasmo y la pasión nos desbordaron. En medio del drama noticioso de aquí y allá, mantenemos ilusiones y

Vuelvo a lo mismo

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Tengo que evitar los excesos y las distracciones, pierdo el foco fácil, pero trabajo en ello.  Intento darle a cada cosa su tiempo… He estado intentando encontrar el equilibrio y mantener las ganas y el entusiasmo por lo que hago, las pierdo a veces y me invade el aburrimiento. No quiero que el tedio gane terreno, así que busco algo de chispa, salir de la rutina.  Tal vez por eso comencé mis clases creativas y ahí voy, con lentitud, pero contenta. Conocer, hacer, leer, escuchar, aprender, pequeñeces que le han dado el toque a estos días, porque la vida me transforma, me atraviesa, pero la dejo acomodarse, que cada cosa tome su lugar mientras el viaje continua, total, tengo buena compañía.

Un sin fin de vidas sucediendo

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  Hoy vi mucha gente. Me moví en transmi, caminé, anduve de un lado a otro. Fui a capacitación para jurado de votación. Otra vez elecciones. Locales. Aún no me recupero de las últimas. La promesa de un país nuevo y tal vez más equitativo apareció como una cura para todos los problemas, sin embargo, no ha habido tal. Nada es fácil, esto ha sido más complejo de lo que se esperaba. El futuro luce más confuso, sobrecogedor y aterrador que emocionante, pero habrá que mantener la ilusión, la sigo protegiendo. Entre tanto, gente y más gente en la calle, gente valiente, cada uno se las arregla como puede… unos cantan, otros piden, muchos venden de esto y aquello, algunos más limpian vidrios y, según dicen, muchos otros, roban. Es la vida en esta ciudad caótica.

A veces salvaje

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Últimamente veo la ciudad y encuentro pobreza y fealdad. Gente que duerme en la calle en la más profunda miseria, basura abundante, caos y ruido. Me muevo entre el amor profundo que siento por este lugar, sus montañas y su cielo, y el malestar incontenible que me produce ver su deterioro.

Fuera de guión

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Volver a ver a los amigos después de unas semanas. Encontrarnos otra vez , ponernos al día y celebrar un cumple atrasado.  Comimos rico, pero no mucho. Obviamente probamos especialidades, nos atrevimos con algunas mezclas de sabores, sandía con higos y queso, por ejemplo. Estuvo estupendo, pero poco razonable en términos de precio y no nos gustó que hubieran querido que dejáramos la mesa pronto. No volveremos. Pese a ello, estuvimos felices... caminamos un tanto, como era costumbre, entramos a otro lugar ruidoso y brindamos de nuevo.  Actualizaciones y rutinas en la vida de cada uno, novedades viajeras, el día a día. Una noche de chismes, motivaciones, miedos y alegrías. Nos hemos hecho mayores, sin duda, tan es así que. uno de los tópicos al que más le dedicamos tiempo fue a la pensión, queremos ya recibirla, oh si! Pasan los años y seguimos en conversaciones y en imágenes. Veo las fotos del día, los miro y pienso que tengo suerte. Los quiero. 

Una mujer en el escenario

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Recorre el camino de siempre hacia el cole, deja al joven, se despide prudentemente para evitarle vergüenzas y parte al Transmilenio. Luego, en la ruta, se sujeta en ese Volvo de motor silencioso con muchos caballos de fuerza, va observando a los pasajeros, se sorprende con lo absortos que van todos en sus teléfonos, sonríe cuando encuentra alguna mirada dulce, se alegra por no ir inmersa en la congestión trepidante de la autopista que padece el atasco de siempre. Minutos después llega a destino y sabe mejor que nadie que el trabajo no se hace solo. Conecta el compu, se sirve una taza de agua y empieza a laborar. Entre un mensaje y otro, avanza en algún informe atrasado y entra a las reuniones del día, en las que guarda silencio durante un rato, pero sin mucha intención interrumpe, pronuncia, se deja llevar. A media mañana ya quiere volver a casa, trabajar cómoda, sin la interrupción constante, sin la algarabía permanente y las frases fáciles que poco dicen. A mediodía cambia el rumbo

Días de suerte

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Me anticipé. Pensé que la semana terminaría de relajo, pero no fue tan así. Tuve un viernes laboral de reuniones aburridoras, de regaños innecesarios, de gente fuera de sí… pero da igual, es lo que es y procuro omitir. Después de una pregunta, al parecer impertinente, llegó una reacción inesperada por la que tuve cinco segundos de vergüenza, tres de ira e intenso dolor y dos de da lo mismo, las cosas se toman de quién vienen y cómo vienen, así que la amargura se disipó. El final de la semana de trabajo compensó con el sábado de abrazar las nubes. Disfrutar La inmensidad. Ver llover mientras pasaba el eclipse. Soy de naturaleza madrugadora, abro el ojo, me estiro, busco el café, me siento a desayunar y salgo. Camino y siento alegría, bienestar y calma interior. Empiezo el ascenso y es todavía mejor, los pájaros de rama en rama que entonan un coro melódico, el paisaje que se extiende en la distancia y algunos vecinos que comparten un saludo sonriente al pasar, me ponen contenta. Un domin

Equilibrio

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Redescubrir la alegría campestre en soledad, sin tensión ni expectativas. Comenzar clases de escritura creativa, porque... why not? Llenarme de calor en el balcón, ese espacio invadido por la luz al empezar el día. Agradecer, por, entre otras razones, la interacción con el entorno verde. Despertar con el canto armonioso de los pájaros, ese que rápidamente se interrumpe por el ruido constante de la podadora. Alimentar la vida interior viendo el movimiento de las nubes. Alimentar el cuerpo con preparaciones sencillas y no muy saludables. Encontrar la palabra precisa para los mensajes, informes y reportes que llenan mis días. Días de trabajo intenso al comenzar la semana, mezclados con otros de placer, imaginación y libertad terminando. No diría que entré en un estado expansivo de conciencia, pero casi. En fin, que todo sigue su curso.

Fragmentario

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A veces me permito no hacer nada, muchas veces tal vez. En ocasiones me tomo el café en la cama y retraso la hora de comenzar la jornada. Ocasionalmente no la empiezo. * Anoche llovió mucho, el sonido del agua cayendo con fuerza me relajo, casi como si de una lluvia serena se tratara. Sentir que la naturaleza es tan intensa suaviza mis enredos mentales, son nada en perspectiva. * Un lunes de novedad, otro de frustración, ya parece un patrón. Estoy pensando en que voy a pasar de los lunes. Un viernes de emoción, otro de diversión, y así. Me voy a quedar a vivir en los viernes. * Receso. El buen vivir. El placer de existir rodeada de verde. La suerte de una pausa a medias, trabajando, pero en la distancia, un regalo. Quisiera más tiempo libre, bueno, tiempo libre, pero la suerte me acompaña.  Conozco personas interesantes, están lejos, pero me entusiasma compartir intereses comunes con gente tan diversa. Me aburren ya los informes, los proyectos, los indicadores, un

Veinteno

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De cuando nos fuimos a pasear por la tierrita. De esos días en los que celebramos que ya son 20 por estos lares. Del finde en el que dejamos el ruido y el desorden de la ciudad. Imagines de un paseo dominical por el lago con la mañana soleada. Ese en el que hubo ciclistas, pescadores de carpa, calma. También hubo unos seres nadando en aguas abiertas. Atravesando el lago de lado a lado. Una escapada fabulosa que tuvo un impase por un oído inflamado. También muchos rayos que anunciaron lluvia, una que nunca cayó. Recuerdos de un recorrido de observación minuciosa de la arquitectura de la zona, esa repleta de azules y figuras geométricas que entre más complejas, mejor. Un par de días en el que me convertí en una versión exagerada de mí, poseída tal vez por un cacique que reinaba en la zona, uno que me hace bailar sin parar, como si estuviera sola, pero en un espacio con público.  

Caluroso

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Viaje relámpago a la costa. Otra vez mar. Hicimos una pausa en la actividad habitual para comenzar a darle sentido a lo que queda del año y aunque cuesta, siempre encontramos el tiempo para estar donde queremos estar y este finde no fue la excepción. Sin demasiada preparación, decidimos, organizamos y partimos. Pasar un fin de semana en Cartagena es enfrentarse a varias opciones,  historia antigua, compras, playa, fiesta. Creadores de tendencias abundan por esas tierras, pero nuestro único plan era alejarnos de la city, hablar y reírnos mucho, como solemos hacer en cada encuentro. Sin embargo, a veces hay que aceptar lo que llega, confiar en el azar y saberlo disfrutar. Nos sentimos jóvenes. Estamos jóvenes. También nos sentimos divertidas, deslumbrantes e ingeniosas y nos fuimos de copas. Primera noche. Tomamos un taxi, pedimos ir a un restaurante que quedaba en una esquina y sería todo, con ese detalle en la instrucción de Mer, por alineación cósmica llegamos justo a la esquina que e