Esto, aquello y lo demás también

Finalizamos un mes de relajo. El cambio de horarios del peque, disfrutando las vacaciones a su ritmo, nos permite pasar días más tranquilos, sin prisa, por lo menos sin el acelere y las madrugadas del cole. Se acaba julio y con él pasan días de muchas palabras inventadas, de risas por montón, de aprendizajes estupendos, de obsesionarse con el paso del tiempo, de recuerdos y aventuras sin igual.  La invejez, perrunez y asquicio hacen parte del elaborado e ingenioso vocabulario del peque. Dominar el arte de pedalear y aprender a leer el reloj son el gran triunfo de estos días.  Los recuerdos insuperables de mis épocas escolares, que todavía me tienen feliz y contenta, no tienen precio.  Eventos, encuentros, visitas, celebraciones y planes estuvieron a la orden del día, y así, le damos la bienvenida al mes de los vientos.

Felices con nuestras rarezas, contentos con un poco de locura,  sin dramatismo alguno,  acompañando un año más con un brindis, ilusiones y deseos en cantidad.  Una noche fabulosa, de aquellas que nos dejan alegre el alma y el corazón.  A tu salud y que sean muchos más, ojalá cerca para acompañarte a celebrar.

A pesar del caos del día, protestas, trancones, desorden, y de los malos momentos que a veces no se pueden evitar, al regreso me encontré con una bonita tarde, de cielo despejado y resplandeciente azul, preámbulo de la maravillosa luna que ahora nos acompaña... BLUE MOON

Cuando el frenético ritmo de la ciudad aturde y el caos del transporte agobia, un cafecito reconforta. Acá estoy, alargando la pausa, sin ánimo de regresar a la office, intentando vivir un poco más despacio, más alegre, llenándome de energía para la jornada que me espera. 

Oscuros, claros, brillantes, todos los tonos de verde en las montañas que rodean nuestra sabana. En un domingo tranquilo y sereno, sin plan alguno, nos fuimos de recorrido por los alrededores, buscando bonitas vistas. Encontramos lugares encantadores, fascinantes para pasear una mañana de domingo.     Asensos empinados y caminos de tierra para disfrutar paisajes sin igual. También bosques, cultivos, vacas y ovejas, un poco de todo a nuestro alcance.  Aunque ninguna foto logró capturar fielmente las lindas imágenes que nos maravillaron en vivo y en directo, las guardaremos para el recuerdo. Estos días no fueron solo de verde, también tuvimos mucho cine... Nos reímos, pasamos un par de horas divertidas viendo Pixels. Estuvo bien después de casi llorar el viernes viendo La tierra y la sombra, un profundo y oscuro drama. Y hoy para terminar el finde peliculero, vimos Whiplash, bastante intensa, por decir lo menos. Total, buena selección de pelis para es

Recordando los vientos de independencia, con mucho que celebrar, más que el grito y la revuelta de hace 205 años, tuvimos unos días de completo entretenimiento. El orgullo patrio nos invadió... asumimos la ocasión en busca del amor por la tierrita y armamos plan.  Bueeeno, no tan así, pero casi. Por supuesto, somos taaaan originales que no cambiamos de destino, Subachoque nos recibió desde el viernes, nada como un finde campestre para estar felices y contentos. El sábado, después de un despertar enérgico, con recorrido al pueblo caminando, en pro de una vida menos sedentaria y más saludable, el viento helado nos sacó corriendo y en busca de un clima más amable nos fuimos a Villeta, pasamos allí la tarde y regresamos con la calidez puesta. El domingo tuvimos un auténtico desayuno de independencia, claro está, con un poco de sofisticación, ni más faltaba.  En la tarde unas onces exprés con el toque sabanero y promesas de un horno de barro para un futuro próximo.