Sin más
Como quien no quiere la cosa dejamos atrás enero. Con pocas ganas de que el tiempo avance a este ritmo, que con el pasar de los años siento cada vez más fugaz, despedimos el mes. Definitivamente esta década parece estar tomando las riendas y a galope nos lleva sin tregua alguna, que virus, que guerras, terror por allá, pánico y absurdos por acá. Regresé de vacaciones y después de tantas experiencias, emociones y de aquellos instantes de vida contemplativa que disfruté algunos días, poco a poco fui aterrizando y empecé a sentir la ciudad. Un poco dispersa por la falta de rutina, de extremo a extremo anduve en bus, auto, bici, taxi, a pie y alcancé a disfrutar algunos días azulados, pero de pronto la realidad empezó a colapsar, se llenó de nuevo la ciudad y rápido desapareció la ilusión. Enero ha sido un mes difuso y confuso... de pausas largas y jornadas de trabajo aisladas, con paseos inesperados, celebraciones y conversaciones animadas, con paro y manifestaciones social