Esto, aquello y lo demás también

Se acaba la vida salvaje, sin horarios y responsabilidades. Regresan los días de rutina escolar, baño y desayuno tempranero. Vuelven el corre, corre y las jornadas de intenso aprendizaje. Esperamos que este nuevo año de clases esté repleto de maravillosos y divertidos instantes.  Se hace duro el regreso pero ya es justo y necesario. Escenas de un último domingo vacacional, mañana paletera.   Finaliza agosto, un mes particular, emocionante y esperanzador... con varios momentos fascinantes, no solo para el peque. Terminamos el mes con la ilusión de un mejor lugar para todos, sintiéndonos valientes y soñadores, capaces de construir, porque nos merecemos un país diferente y definitivamente, vale la pena intentarlo.

Celebramos de manera anticipada un bonito cumple. Con delicias de la cocina italiana en un acogedor y sencillo lugar escondido, empezamos a festejar un año más. Después del brindis y la canción correspondiente, seguimos de tarde con ricos y abundantes brownies para rematar. Así que sí, como decía por ahí, ayer Cota fue un paseo delicioso.       

Muchos años compartiendo instantes que le dan sentido a la vida; pasando felices, disfrutando días  a campo abierto, algunos de playa o montaña, sin prisa y con mucho color; otros tantos insustanciales, e incluso algunos normalitos y rutinarios; pero h emos sido y seremos los mejores, no cabe duda. Seguiremos acumulando historias bonitas, porque de eso se ha tratado estar juntos todo este tiempo y quiero que siga siendo así.

Como hermanos, en confianza, con cambio de plan a última hora.  Lo importante fue celebrar, la forma, lo de menos.  Rigo querido, te queremos infinito y esperamos que los años venideros sean de lo mejor, que sigamos festejando la vida acompañados, lejos o cerca pero siempre presentes, como hace más de 20 años...  ¡ ¡ Parece que fue ayer!! Pésima calidad en las imágenes, pero lo importante es recordar... todo, hasta ese traspiés afortunado o desafortunado.

Con el canto de los pajarillos que alegres saludaban, el sol asomándose timidamente, el sonido de la chimenea empezando su crepitar y un rico café, inicio un colorido domingo.  Una mañana helada y gris nos sacó de la casa después de un desayuno empijamado, disfrutado sin prisas y sin fruta :(. Partimos en busca de un destino menos frío y sin rumbo fijo avanzamos hasta llegar a un pueblito perfecto para pasar la tarde.  El sol finalmente salió y acompañó nuestro asenso por una pequeña colina desde la que tuvimos una linda vista.  Adoro los fines de semana, me encanta estar en familia sin planes muy elaborados, encontrando magia a nuestro alrededor, en las flores, el viento, los nuevos amigos... Cachupin fue el mejor del día, nuestro guía en la montaña.