Bogotaneando

Celebramos el cumple de la city con un paseo por la Candelaria.  
Como siempre, cuando tengo ideas originales y asombrosas no soy la única, parece que mi mente se sincroniza con la de otros cientos y al tiempo nos movemos hacia el mismo lado.  Claro, cuando pensé en el plan del día, ignoraba que había algo que celebrar hoy, quizá por eso la multitud en el centro, o tal vez es así todo el tiempo y no lo sé. La cuestión es que pese a la poca exclusividad, fue un ¡súper plan!

El destino principal fue el Colón. Un lugar maravilloso al que habíamos ido solo como espectadores y en realidad merece la pena un recorrido guiado. Pisar el escenario, ver en detalle los frescos y lámparas, conocer sus ventanas a la historia y cómo lo han conservado, es bastante entretenido y enriquecedor. Entre técnicos, luces, bomba de humo, preparación de una pedida de mano y una guía de lujo, pasamos un rato de maravilla. Creo que el teatro es un lugar increíblemente bonito y lleno de magia.













Cuando el hambre asomó, partimos en busca de almuerzo y, siguiendo recomendaciones instagrameras, encontramos el mejor... bueno, sin exagerar, pero nos gustó bastante.  Una pizza muy rica y un ambiente estupendo.  Música, decoración y atención sin igual.









Y por supuesto, ya entrados en gastos, cómo no darnos una vueltecilla por la plaza, multitud, alegría y palomas por doquier.

Finalmente, como un sábado sin flores no es tal, antes de llegar a casa, observando y descubriendo, algunos pétalos quedaron registrados. Así pasamos un día primaveral, de cielo azul y muy familiar. 







Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―