Esto, aquello y lo demás también

Bajo la sombra de una mañana de sol. Acostados en la hierba   🌿   pensando lo bonita que es la vida por acá, porque mientras el mundo estalla enfurecido por razones que no logramos entender, nos refugiamos en nuestro micro universo verde, intentando permanecer conscientes de nuestra presencia frágil en esta tierra. A punto está de acabarse el mes, uno que se va con despenalización del aborto, una decisión que encuentro razonable y necesaria; con el comienzo de una guerra que me parece el sinsentido materializado; febrero nos deja la ciudad inundada por la lluvia, congestionando el tráfico y reverdeciendo los jardines, con la posibilidad de estar al aire libre sin mascarilla y con un paro armado, para el que no encuentro palabras.

Respirar, capturar dosis extra de oxígeno para superar la mitad de la semana sin caer rendida. Ah no, para llegar a la mitad. Han pasado solo dos días, pero vaya! Planear un ascenso… subir el cerro es curativo, bajarlo corriendo es libertad Dejar fluir los sentimientos nunca sobra, mirar a los ojos es fascinante Entenderlo todo en sucesos sin aparente importancia es sorprendente, tanto como imaginar una mañana de sábado para siempre. Antes nubes o cielo despejado, ahora más luz sobre la calle. Los nuevos e inmensos edificios del barrio le roban el camino a mi vista.... me he quedado sin estrellas urbanas. Pocas certezas, ninguna tal vez. Muchas dudas. Total seguridad sobre cualquier asunto … Sospechoso.

Inolvidable y feliz, con nuestros momentos, nuestros rituales, cosas chiquitas y grandes de esta familia de tres a la que el amor abraza a cada instante.  Se acaba el receso campestre y d e regreso conversamos sobre lo de siempre, anécdotas triviales, vivencias cotidianas  o nos aventuramos a imaginar cómo será el futuro, incluso pensamos cómo habrían sido algunas cosas actuales hace décadas. Avanzamos y retrocedemos, porque el hoy lo disfrutamos sin mucho pensarlo, lo vivimos con tranquilidad, al menos eso procuramos. Obvio que a veces también nos agobiamos, una cosa u otra nos llena de ansiedad y resta encanto o serenidad a nuestros días, pero no tanto, porque, en lo posible, no dedicamos nuestra energía a batallas innecesarias, la dejamos para las que creemos que valen la pena.  Así superamos el tráfico de la tarde de domingo entrando a la ciudad, a veces amenizamos con música muy crossover y de vez en vez estallamos en risas por mi fracaso bailarín, no hay caso.

De repente me levanto y quiero hacer conciencia del tiempo, para que una vez pasado sean fáciles de recordar los días llenos de imperfecciones, con muchas ocasiones felices.  Tomo nota, después me voy encontrando frases en desorden y decido darles forma, no resulta siempre, pero a veces sí funciona y si no, da igual, en realidad no es que importe mucho.  El despertar, mi momento de renovación La ducha con agua caliente, el instante relajante, con agua fría, instante pleno de energía. Saborear el desayuno, degustarlo poco a poco. Aprovechar el espacio de los fines de semana en medio de naturaleza, aquel que me fortalece y me conecta con lo mejor que hay en mí. Cada paso en ascenso construye mi camino. Mirar a mi hijo a los ojos y entenderlo todo. Celebrar siempre la vida, la nuestra es simple, bonita y en compañía. Preparar almuerzos improvisados en la parrilla o en el ahumador, de lo mejor para los sábados al sol. Disfrutar el pan de casa, integral o de masa madre, va b

Amor, dudas y ganas de aprender Lo bonito que es que te consientan Volver a la oficina a un encuentro fugaz Cantidad de historias y vidas tras una mirada por la ventana Sensación de vértigo en un recorrido céntrico Angustia difícilmente controlable ante las carencias que abundan El tiempo avanza sobre nosotros Sonrisas que llenan todo de vida Chocolate caliente Querer y dejar de querer Momentos llenos de belleza: contemplar los atardeceres desde el cuarto piso, a veces en un bonito espectáculo.

Con los ojos bien abiertos y las emociones atentas porque no quiero perderme nada, porque encuentro esperanza ante el verde infinito de las montañas, porque respirar la brisa helada del amanecer me llena de fuerza.  Lo que me rodea es precioso y los disfruto un montón. La luna de anoche estuvo acompañada de estrellas fulgurantes que desaparecieron antes del amanecer, pero parecen haber dejado brillo suficiente, porque el despertar estuvo resplandeciente y muy sonoro.   Ahora el día está un poco gris, pero el sol asoma de cuando en vez, las flores se mueven al viento, los pájaros aparecen bajo los árboles y se llevan la fruta madura.  Mientras, intento concentrarme, tengo que trabajar, tengo muchas cosas pendientes que debo terminar antes de que comience la semana, pero acá no hay espacio para el aburrimiento ni para el desánimo, acá, aunque sea frente al compu, se puede exprimir la esencia del campo y del cielo cubierto de espesas nubes que anuncian lluvia para la tarde.  Este pedacito

En movimiento desde antes de que salga el sol.  Minutos en penumbra avanzando por las calles del barrio, con autos en la vía, pero pocas personas transitando.  Así, de a poco, empieza a llenarse el ambiente, de un lado y otro salen niños a esperar ruta, algunos amos a pasear a sus mascotas, trabajadores varios, deportistas madrugadores.... en menos de nada la ciudad adquiere vida intensa, y apenas superamos las 6:00 am Aunque muchas caras ya me resultan familiares, no faltan inesperados transeúntes, perdidos a veces, bicis y patinetas raudas, y últimamente también interrupciones en la vía por arreglos del asfalto. Mientras avanzamos en la ruta, una diferente cada día, la ciudad termina de despertar y nosotros agilizamos el ritmo, conversamos, discutimos, nos reímos y llegamos. De regreso imprimo velocidad y de calles con vendedores de café y arepa, de conversaciones de esquina con tinto y empanada, llego al parque. Me gusta. El ambiente es amable, cada uno en lo suyo, un entorno bonito

Sin duda hay infinidad de mundos por descubrir, pero muchos están cerca y no me los quiero perder.  Desde noviembre no me iba de ascenso y aunque no estoy en forma y la cumbre me cuesta, seguí mis pasos, que aunque lentos, a la montaña me llevaron y en medio del cielo opaco y gris me di cuenta de que quizá en mi cabeza la vida transcurre de otra manera. De hecho, recordé un domingo pandémico en el que anduve sin saber que no se podía salir, caminé por los cerros feliz y después por las calles desiertas del pueblo y fue una de las mejores mañanas de mi vida... Bueno, tal vez no tan así, pero casi. Es que recorrer la montaña es para mí como tomar vacaciones de la realidad  … y en este país justo esas vacaciones son muy necesarias.  Pero llega la tarde y con ella los reproches, sabía que me iba a arrepentir de aceptar más trabajo. Pierdo el tiempo en redes sociales, mientras intento avanzar, me distraigo comprando libros a un click o descubriendo música y poesía, el fracaso se advierte ir

Unas veces acierto y otras me equivoco En ocasiones acepto sin dudar, decido confiar y disfrutar De vez en cuando me fijo en el sol detrás de las nubes O en el tiempo que vuela y me lleva Últimamente me sorprendo feliz con la brisa ligera Recorro el ayer, recuerdo historias y agradezco mi suerte

Ocurren, a veces, por falta de oportunidad Por remar a contracorriente También al liberar límites a los sentimientos y dar vía libre a la pasión O cuando queriendo con todo el corazón nos quedamos con las ganas Por dejar pasar la vida sin reconocer que se trata de aquellos días que saben a poco

Empezamos año con frío, lluvia y viento. Pronto volvimos al calor y bajo los rayos del sol, en el mar, con el sonido de las olas tocando tierra empezamos a marcar el compás de este 2022; regresamos al caos, encontramos verde; nos embarcamos nuevamente en la rutina y solo puedo esperar que el año siga lleno de momentos felices, de muchas carcajadas y repleto de amor. Aún estoy a tiempo, siempre tal vez, de desear que avance a su ritmo, sin presiones, caminando en compañía de los que más quiero, con el pelo alborotado… que la vida nos permita disfrutar lo que más feliz nos haga, a cada uno a su manera.