Todo sigue sucediendo
Sin duda hay infinidad de mundos por descubrir, pero muchos están
cerca y no me los quiero perder. Desde
noviembre no me iba de ascenso y aunque no estoy en forma y la cumbre me
cuesta, seguí mis pasos, que aunque lentos, a la montaña me llevaron y en medio
del cielo opaco y gris me di cuenta de que quizá en mi cabeza la vida
transcurre de otra manera. De hecho, recordé un domingo pandémico en el que
anduve sin saber que no se podía salir, caminé por los cerros feliz y después
por las calles desiertas del pueblo y fue una de las mejores mañanas de mi
vida... Bueno, tal vez no tan así, pero casi. Es que recorrer la montaña es para
mí como tomar vacaciones de la realidad
Pero llega la tarde y con ella los reproches, sabía que me iba a arrepentir de aceptar más trabajo. Pierdo el tiempo en redes sociales, mientras intento avanzar, me distraigo comprando libros a un click o descubriendo música y poesía, el fracaso se advierte irrevocable, pero lo intento una vez más. ¡Tengo que lograrlo!