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Mostrando entradas de febrero, 2024

Flotando en mi cabeza

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Febrero y sus atardeceres, otros amaneceres, escasas lluvias suaves y varios días de sol radiante. Se escapa un mes más cálido que frío con su día extra, con algunas aventuras y muchas experiencias, alegrías y encuentros. Recordaré su luz y su música, algunas vivencias, las películas y, además, sus preguntas, muchas para las que no aparecen respuestas... asuntos cotidianos y otros existenciales. También, por supuesto, quedará para siempre el sábado aquel de encuentro familiar. Por un ratito volvimos a ser muchos, por unas horas convivimos como en la infancia, juntos en un mismo espacio, algo de pasado y mucho de presente. Quedan varios kilómetros recorridos, menos de los que me habría gustado, pero suficientes para la reflexión. Me interesa conocerme y en cada paso exploro mis ideas misteriosas tal y como surgen, los vaivenes de mis dudas y no concluyo, pero aunque camine más, no creo que resuelva. Curiosidades . El arrebato reciente ha sido el gimnasio... entré hace dos semanas y he i

Realidad circundante

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Evito la hora de la congestión, especialmente en transmilenio o en el ascensor, la hiper proximidad de los otros seres me agobia; y sí, sin duda existir en sociedad exige tolerancia, y sí, a veces me hace falta. Son pequeñas cosas que me hacen la vida ligeramente incómoda. 6 El tránsito a la oficina, ese que se empieza a volver de nuevo rutinario, tiene mucho de la cotidianidad de la ciudad y sus habitantes. Oigo en ocasiones a muchos lamentándose por su suerte, a otros comentando frivolidades, unos cuantos más especulando sobre realidades inciertas… sudores y angustias en la ruta. En otras oportunidades me sorprendo con gente amable, esa que me genera una sonrisa inmediata y con la que con frecuencia consigo una sonrisa de vuelta. 6 Siempre habrá algo más importante que pasamos por alto, es parte de la existencia. Lo pienso cuando me aturde la urgencia y el tiempo que se precipita, la inmediatez que me somete a un perjuicio continuo y absurdo. Lo pienso también cuando me invad

Ahora

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La terraza me sirve de refugio cuando empieza a ser tarde para casi todo.  Las sombras me protegen, las dogas son compañía y a lo lejos suena el metal de mi hijo que deambula por el jardín y el agua de la fuente que encienden en la finca vecina. Así la tarde de sábado. Esa que no define su estado de ánimo y brilla en todo su esplendor y se opaca por instantes. Esa que se parece a mi de vez en vez.

Una luz verde y serena

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Finalmente la tarde de domingo terminó solo con una profilaxis antitetánica post-exposición … quedó pendiente la antirrábica. Al margen de mi edad y de mi experiencia vital, estar en el médico y, sobre todo en un hospital, me hace sentir algo vulnerable, creo, incluso, que un tanto insegura. Pero quizá con la paciente espera de la jornada se fueron todas las culpas que me abatían, así que siento que de nuevo empiezo de cero. Además hoy ya logré la vacuna, así que espero que el virus no invada… el perro encontró presa fácil y se dejó llevar por su instinto… quién soy yo para juzgarlo.   No está de más ver las cosas con otros ojos, de vez en cuando. Imaginar una noche llena de estrellas. Escaparse hacia un buen recuerdo, hacia recuerdos novelados que entretienen. Una mirada, algo de observación y se me pasan por la mente los pensamientos que otros pueden estar teniendo. Nadie presta atención. Yo tampoco. Hechos, tiempos, resultados. Ahí andamos, en un constante ejercicio de formulación,

Mordida

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Quién iba a pensarlo… a esta altura de mi existencia, después de tantos pasos rurales y tantos caninos espantados, y hoy, un domingo cualquiera, en medio de una espontánea caminata, un dogo de medio pelo y no más de treinta centímetros de alto, me tomó por sorpresa y a traición me enterró un sucio colmillo detrás de la rodilla izquierda. Me dolió ligeramente, algo de ardor momentáneo y sería todo. Pero es un perro callejero, eso parecía, quizá sin vacunas, una amenaza para mi salud de hierro. Casi olvido el asunto hasta que llegué a la casa, iba entretenida oyendo un podcast. Algo de dolor me hizo recordar y comentar el suceso. Me limpiaron la herida y me mandaron al puesto de salud. Una experiencia lamentable, una atención mediocre y el origen de mi verdadero malestar en el día. La verdad me daba igual la mordida, pero la médica que me tocó en suerte generó rabia verdadera. Su cara de mala onda y su voz horripilante ponía en evidencia, sin el menor atisbo de prudencia, la pereza que s

Comimos y bebimos

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En este mes de cielos cambiantes volvió la reunión familiar, algunas veces todo confluye y reaparece el sentido, aunque no nos encontramos todos. Sin mucho preparar, sin demasiada expectativa, pero con mucha ilusión dimos paso a la alegría del encuentro. Un sábado por todo lo alto. Repetimos menú y en medio de la sencillez de nuestras fiestas no tuvimos más que brindis, risas y juegos. No es necesario nada más, claro. Fue una tarde alegre, colorida y divertida, en la que disfrutamos todo un fiestón con el toque Guevara. La vida ya no es un juego, pero en la vida sí se juega y sin perder instante tuvimos olimpiadas con equipo ganador.  Unos soplando más fuerte que otros, algunos con puntería y agilidad, todos con ganas de participar y ganar. En medio de las conversaciones comencé a prestar atención a lo que tenía alrededor. Me di cuenta de que el paisaje ha cambiado, hemos “crecido”, nos ponemos viejos, somos más, pero mantenemos la esencia, estamos igualmente reconocibles y estupendos.

Siempre vuelvo a lo mismo...

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Resumo en un par de líneas lo que ha pasado, lo que he pensado, qué he hecho en esta semana, no quiero que se me pase la vida y olvide lo que ha sido de ella…en realidad es que me excedí en café y espanté el sueño. De vez en cuando siento que el tiempo no me espera, corre y no logro alcanzarlo. Intento un ritmo acompasado, no darle más importancia a las cosas de la que tienen realmente y avanzar, pero no puedo tener pendientes, no me gustan los  to do  y me vuelvo eficiente para muchas cosas y llegan más y más y con ello tengo que dejar otro tanto de lado y, bueno, me perturba el asunto, porque lo que hago es lo que me toca y lo que dejo de hacer es lo que me gusta. Complejidades y simplezas que a veces no manejo apropiadamente.    A menudo tengo reuniones que son espuma, pero por suerte, cuando se anticipa una salida en falso, un fuera de control porque encuentro absurdo todo lo que dicen o cómo lo dicen, lo evito a toda costa porque salirme de mis cabales no corresponde. Respir

Vida diaria

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Mis pensamientos en el transmi, mientras me traslado a la oficina, a veces resultan devastadores, a veces profundamente gratificantes. Subo, doy una mirada rápida, me entretengo con algo, quiero ignorar otro tanto, observo, oigo... Unos días me ilusiono con que todo puede ser mejor y estar bien, pero hay otros en los que sencillamente la realidad me golpea de frente y el yugo de las circunstancias que viven algunos me sobrecoge... Esos que vienen del más oscuro abismo y nos cuentan una minucia de lo qué hay por allí. Aun cuando hace rato entendí que uno no controla nada y pocas cosas son absolutas en esta vida, en ocasiones la lluvia anhelada no es suficiente para mantener el entusiasmo y por instantes me invade algo de desesperanza y amargura. Miro de reojo el futuro, confío y creo, pero necesitamos más amabilidad en el mundo. En el ascensor a primera hora de la mañana de lunes encuentro algunas caras perezosas, otras de pocos amigos, muchas con gestos complacientes. La primera cita

Vida de finde

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Divagaciones sin propósito en un finde alegre y tranquilo que comenzó con noche de cine. Vimos Poor Things , que dicho sea de paso, estuvo fantástica. Nos encantó, creo que más al joven que a mí, y eso que me pareció fantasiosa, caótica y de pronto, lúcida. Ayer madrugamos para venir al campo. Veníamos con intenciones de hacer desayuno típico de sábado, pero nos aventuramos en una panadería del pueblo a la que hacía mucho no íbamos y comimos unos huevos estupendos. Llegamos a la casa y por la frescura de la lluvia nocturna el ambiente estaba de lo mejor. Me gusta la casita, tiene personalidad, muchas experiencias hemos tenido ya por acá. Aun cuando todavía no cumple ni dos años, la siento nuestro espacio de toda la vida; además, estar al aire libre es una auténtica maravilla, se respira vida. Tenemos la inmensa suerte de disfrutar de un jardín amplio y de sentarnos a fijar vitaminas en una terraza que nos da serenidad y felicidad en medio de la sencillez sabanera. Disfruto el entorno

Fuera de foco

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Viernes que comenzó frio y en penumbra. Salí más temprano de lo habitual y me gustó el ambiente que encontré. Ayer llovió y la ciudad despertó con un aire más limpio, se respiraba mejor. No tuve que llevar al joven al cole así que escogí otra ruta, aceleré, descansé, las peculiaridades del amanecer de hoy me han gustado mucho. Doce kilómetros en un recorrido en el que oí de nuevo los pájaros alegres que también extrañaban el agua, me encontré con caras conocidas, sonreí a algunos que medio fijaron la mirada, sobrepasé a varios, los corredores me pasaron y en segundos los vi desaparecer. Anoche fuimos a cine. Vimos Vidas Pasadas y me encantó. Qué sencillez, muy conmovedora. Las actuaciones son impresionantes, la fotografía también. Escenas que parecen simples, pero transmiten todo. Entre la serie argentina que terminé hace poco, Nada, y esta peli, confirmo la fascinación que me producen este tipo de historias, sin estridencias conmueven y emocionan. Comencé de nuevo mis clases de la Uni

Nubes

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Empezamos febrero con un cielo menos despejado que el de los últimos días, con la ilusión de una lluvia que todavía no llega.  Ayer cayeron algunas gotas, fue mágico volver a ver el agua, no fue suficiente, pero dio un poco de tregua el sol intenso. Comenzamos mes con día sin carro, un poco menos de ruido y de humo, pero no tan calmado como el de septiembre… no sé. Caminé con más velocidad en la mañana, troté un rato y no me cansé tanto, corrí un trayecto corto, corrí rápido porque me metí a la ciclorruta y casi no puedo salir… Me sentí usurpadora de carril y me asusté.   Volví a encontrar matices interesantes en la city, no todo es terrible. Me gusta el verde de los árboles que todavía están saludables, los parques que encuentro por ahí entre los barrios que recorro, tolero cada vez menos la invasión del espacio. Podría decir que cada día hay un nuevo puesto de venta ambulante… y me agobia, mucho. Me gusta recordar de vez en cuando los paseos que hacíamos cuando niñas y salíamos del c