Siempre vuelvo a lo mismo...
Resumo en un par de líneas lo que ha pasado, lo que he pensado, qué he hecho en esta semana, no quiero que se me pase la vida y olvide lo que ha sido de ella…en realidad es que me excedí en café y espanté el sueño.
De vez en cuando siento que el tiempo no me espera, corre y no
logro alcanzarlo. Intento un ritmo acompasado, no darle más importancia a las
cosas de la que tienen realmente y avanzar, pero no puedo tener pendientes, no
me gustan los to do y me vuelvo eficiente para muchas cosas y
llegan más y más y con ello tengo que dejar otro tanto de lado y, bueno, me
perturba el asunto, porque lo que hago es lo que me toca y lo que dejo de hacer
es lo que me gusta. Complejidades y simplezas que a veces no manejo
apropiadamente.
A menudo tengo reuniones que son espuma, pero por suerte, cuando
se anticipa una salida en falso, un fuera de control porque encuentro absurdo
todo lo que dicen o cómo lo dicen, lo evito a toda costa porque salirme de mis
cabales no corresponde. Respiro, me resigno. Hay seres con los que no hay que
dar peleas y peleas que no valen la pena.
Empiezo a estar cansada del desgobierno, promesas que nunca se
cumplen e incitación a la polarización …. Alimentar odios, qué sentido tiene,
para qué.
Hoy regresé de almorzar y me di cuenta de que a veces lo único que
veo de mi es el reflejo en la pantalla negra del compu. Algún pelo
desordenado, algo de sombra en la mirada, pero en realidad no sé cómo estoy.
Solo reacciono cuando veo la frente muy arrugada. La relajo, sonrío,
sería todo. Omito el espejo casi siempre, o no, omito verme, pero no porque me
asuste, aunque a veces sí, es solo por descuido, paso por alto. No me preocupa
demasiado. Eso creo.
Ah y ayer fui testigo desde mi silla resbalosa de una historia de
amor. Lo de resbalosa porque iba en la banca del final, la de los músicos,
justo en la del medio, esa que no tiene de donde agarrarse y cada vez que el
bus frenaba me iba ligeramente hacía adelante. Lo de la historia porque había
dos chicos que se decían todo con la mirada y desbordaba pasión el brillo de
sus ojos. No hablaron en todo el camino. No hizo falta para decírselo todo.