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Mostrando entradas de julio, 2022

Antes trozos ahora retazos, un poco lo mismo

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Un mundo enrarecido . En realidad no, es el de siempre, solo que ahora está más caliente. Los pactos quebrados , no ha comenzado el Gobierno y ya empiezan a quebrarse lazos. Que la suerte nos acompañe y los cambios sean en pro. Impactante . Recordando el camino caribeño, que seduce a pesar de su decadencia en algunas partes. Ausente y disidente . Conquistó un territorio prohibido y huyó.  No quiso más. Se alejó del drama. Paseos . Aventura y acción, quiero más. Siempre. Me hice fantasma . Pesadilla de la semana. Impecable e imperdible escena en un sueño que impactó mi despertar habitual. Recuerdo ahora algo de lo que me pareció fantástico y aterrador cuando abrí los ojos, pero claro, la memoria me hace su jugada maestra y borra los detalles. Mi cerebro.  A veces, le da vueltas a todo, otras no pesca nada. Conversaciones . Un encuentro para ponerse al día con personas estupendas alegra el espíritu.

Tierra soleada en desorden

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Algo como los trozos de hace unos días. Asuntos pensados, experiencias vividas, historias oídas o vistas durante el paseo, frente al mar o en el camino, que estuvo largo. Beach boys . Sus voces. Sus risas. Su forma de caminar. Son amor. En esta semana, de abrazos prolongados y risas ruidosas, me cuidaron y consintieron, como siempre, quizá, pero con más calma. Aunque sabotearon mi tarde de piña colada... todo hay que decirlo y solo, solo porque iba ganando la partida de UNO, la envidia cruel en las partidas de cartas. Bonitas puestas de sol. Después de sentir las "caricias" de los intensos rayos del sol, ver caer la tarde desde la playa es maravilloso. Casi siempre el cielo se tiñe de naranja y en cuestión de minutos el sol se despide, acudimos así a uno más de aquellos instantes fabulosos y naturales que la vida nos regala. La naturaleza contra mí. Anduve sola de vez en cuando y fui víctima de sustos infundados. Saltar y casi gritar en soledad fue mi reacción cuando una

Tarde guajira

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El impulso caribeño de la semana pasada nos alcanzó para llegar a la Guajira, cerca claro, comenzando el departamento nada más.  Una tarde nos escapamos a Palomino, a ver sus playas y “a hacer olas” en su mar. Estuvo lindo. Llegamos a la playa cuando todos se iban, afortunados estuvimos porque compartimos arena con pocos y nos salvamos del ruido. El agua es más azul que en Santa Marta y la marea tiene algo más de fuerza… casi como para surfear, creo, desde la ignorancia misma.  Además de la vista encantadora encontramos piedras que lanzar a lo lejos, o no tanto, pero lanzar al fin… y como siempre, aseguramos entretención. El recorrido fue bastante llamativo, selva tropical y costa con mar a la vista durante un buen tiempo.  Muchos ríos caudalosos y gente de descanso por ahí. Nos gustó. El camino completo y los múltiples destinos que hay por allí deben ser muy atractivos, algún día quizá nos animemos, cuando podamos ir por nuestra cuenta a aventurarnos o cuando nos deje de incomodar ir

Más na’

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Días de mar. Días llenos de amor y sol. La buena vida estuvo presente en una semana cálida y tranquila. No todo fue descanso, los vericuetos laborales lo impidieron, pero los ratos en la playa, el tiempo en el agua, las sobremesas extendidas y los desayunos coloridos, hicieron de esta un sencilla y alegre pausa que nos revitalizó. No solo fue estar bajo el sol, también fue recorrer parte de este país que lo tiene todo, mucho de desorden y pobreza, pero también un montón de escenarios preciosos y mucha gente amable. Siempre habrá días bonitos, siempre.   

Sensación de libertad

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En algunos momentos la vertiginosa existencia exige una pausa… No vivo en frenético movimiento y rodeada de múltiples exigencias, no, nada que ver, lo normal. Pero aun así. Descansar es imprescindible, y si además de las frecuentes escapadas a la montaña, puedo pisar la playa y sentir el mar, bueno, qué mejor! Veo humanos en estado salvaje saltando en la arena y huyendo de las olas, liberados de exigencias glamurosas. Divertidos.

Sumergirme y flotar

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  Aromas de playa, los extrañaba, tal como los colores del mar.   Lunes por la mañana . Amé encontrar un oasis de libertad en el agua para mover las piernas, estirar la columna, fijar vitaminas. Este mar me arrulla con la calma que produce el sonido del agua. la sensación de extender mi cuerpo con la mirada perdida en el cielo es un verdadero instante de desconexión, un momento ideal en el que la energía fluye en armonía. Mientras tanto, en el mismo espacio acuático, veo las brutales inmersiones del joven en las devoradoras fauces del mar, sin duda, todo es cuestión de perspectiva.

Cambio de estación

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Planeamos pasar del sencillo y manejable tiempo rural, al alegre y cálido tiempo costero. Serán pocos días, pero sabremos aprovechar.

El sol comienza a aparecer de nuevo

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Asocio viajar por carretera a una cierta felicidad, creo que ha sido así desde siempre. Me encanta la sensación de mirar por la ventana y descubrir paisajes, pienso además en futuros paseos, no hemos llegado a destino y ya estoy planeando el próximo. Es lo que ocurre casi siempre que emprendemos la ruta por tierra, veo todo tan bonito. Una salida y un montón de caminos por recorrer. Siento emoción, vértigo y asombro entre los campos, los caminos, las flores, los cambios de aroma y de frutas. Subimos montañas, bajamos, alcanzamos el río, avanzamos a su lado. Vamos de pueblo en pueblo, salimos del casco urbano y los sonidos cambian, el ruido empieza a atenuarse. El río corre lentamente a unos cuantos metros, las plantas salvajes crecen silvestres a la orilla, es como una pequeña selva en el camino. Sí ya sé. No todos viven “sabroso” en muchos de estos pueblos, no todo es color de rosa, pero entre la belleza y el desorden, escojo quedarme con lo bueno. Nos lo estamos tomando todo con calm

A trozos

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Lista de instantes de la semana. Cosas pensadas, vividas o vistas. Sábado. Cortinas nuevas. Almuerzo tardío, familia hambrienta, empanadas chilenas. La felicidad de regresar a la casita y encontrar refugio. Domingo. Visita y asado en la terraza. Qué alegría ver a los amigos, ni tiempo hubo para la foto. Contemplar el paisaje y agradecer el sol, sencillo y placido atardecer. Neruda nos acompañó al anochecer. Lunes. Extenuante jornada laboral, poco tiempo productivo, pero sí mucho consumido. Dar vueltas sobre lo mismo sin sentido alguno me agobia a veces, siento que succiona vitalidad de manera innecesaria, por fortuna es pasajero. Encuentro serenidad y calma Martes. Eficiencia al 100, por fin empiezo a ponerme al día en tareas, solo trabajo, porque no hubo espacio para mis ejercicios y el trampolín. Los kilos se instalan cómodamente en mi cuerpo y poco hago para evitarlos. Miércoles. Tranquilo amanecer después de una noche lluviosa. A veces quiero pensar, mientras paseo. Otras, en