El sol comienza a aparecer de nuevo
Asocio viajar por carretera a una cierta felicidad,
creo que ha sido así desde siempre. Me encanta la sensación de mirar por la
ventana y descubrir paisajes, pienso además en futuros paseos, no hemos llegado
a destino y ya estoy planeando el próximo. Es lo que ocurre casi siempre que
emprendemos la ruta por tierra, veo todo tan bonito. Una salida y un montón de
caminos por recorrer. Siento emoción, vértigo y asombro entre los campos, los
caminos, las flores, los cambios de aroma y de frutas. Subimos montañas,
bajamos, alcanzamos el río, avanzamos a su lado. Vamos de pueblo en pueblo,
salimos del casco urbano y los sonidos cambian, el ruido empieza a atenuarse.
El río corre lentamente a unos cuantos metros, las plantas salvajes crecen
silvestres a la orilla, es como una pequeña selva en el camino. Sí ya sé. No
todos viven “sabroso” en muchos de estos pueblos, no todo es color de rosa,
pero entre la belleza y el desorden, escojo quedarme con lo bueno.
Nos lo estamos tomando todo con calma y, si todo va
bien, en breve estaremos cerca del mar.