Días vividos
Noviembre fue de encuentros felices alrededor de una mesa, en el campo y en la montaña. Planes y eventos llenos de alegrías y aire de fiesta. Me gustó tener un poco de todo, ver a los amigos, pasear, recorrer el cerro vecino. También hubo bombardeo de tareas laborales -algunas con las que me invadía la agonía del aburrimiento-, actividad oficinística al cien, desorden para el cambio, cambio caótico, lo usual el último año. Veamos, recapitulando los últimos días... El viernes pasado fuimos al cine. Salimos a caminar porque íbamos con tiempo. Encontramos hordas que crecían, gente que salía de un lado y otro, autos que se multiplicaban, peatones que entorpecían el recorrido, bicis, motos, muchas motos. Todo muy cerca de la casa, el desgobierno en el barrio. La vecindad pacífica hacia el sur se convierte en una mole ruidosa hacia el norte. Vimos Napoleón. No sé si me gustó del todo. Fue interesante, pero me habría ahorrado algunas batallas, al menos su duración. Por momentos me sentí en