Todo a la vez

Noviembre comenzó invernal. Después de algunas lloviznas aisladas al empezar los días se ponía a llover a mares, pero a pesar del cielo negro, de los truenos y los rayos, no detuvimos las actividades. Capturamos la magia del clima bajo la lluvia en la primera semana. Bueno, quizá hablo mejor en singular. Todo anduvo de maravilla. Contrario a lo que esperábamos, el día señalado brilló el sol. Un viento ligero temperado por el cálido sol se dio un paseo sin alterar las nubes. La celebración estuvo linda, con más regalos, con buenos deseos, con abrazos y recuerdos. Me excedí en dulce, superé en una tarde la cantidad de carbohidratos del mes. Todo me gustó y todo es cuestión de actitud. No, no todo es así, pero ayuda un montón. Siempre.

Superado el siete han pasado los demás días, pero ha seguido la celebración. El ambiente cambió, llegaron los días azules y soleados, y, al parecer, será para largo. He estado de almuerzo cumpleañero en cena de celebración y desayuno de festejo dándole la bienvenida -o despedida, según se vea- a los 47. Me ha gustado.

También anduvimos de paseo de regalo. El finde pasado, que era largo, partimos de nuevo a respirar otro aire. La vuelta al calor. Encontramos otros insectos, minúsculos algunos. Disfrutamos días de bajar la velocidad, aprovechar las alegrías veraniegas y el aroma frutal del trópico, cerca del agua. Vimos unos adorables pajaritos terracota que alzaban el vuelo cuando el auto se acercaba, mientras intentábamos llegar al río la Miel. También vimos las últimas palomas de la plaza peleando por unas cuantas migas de pan seco y un par de niños persiguiéndolas, intentando ellos alzar el vuelo. Nos quedamos en remojo bajo la sombra de un frondoso árbol por largo rato. Probamos delicias de yuca y repetimos empanadas de lechona en masa de plátano. También advertimos el ruido del pueblo por la emoción de las bicis que andaban de feria. Descansamos.

Hemos estado en cine y en concierto también. La peli me encantó, extensa, pero estupenda -la última de Martin Scorsese-; y el espectáculo de Esteman me fascinó. Verlo encima del escenario bailando con total intensidad es fantástico y saltar cantando caótica belleza fue de locos, me encantó. Tuve tiempo para serie, vimos los Billis y no anduvo tan mal, igual trae recuerdos del siglo pasado, aquellos años en los que jugaba sin parar y salía a caminar el conjunto, mientras me enteraba un poco de la realidad. También vi por fin La peor persona del mundo, la tenía pendiente, y me gustó, mucho.

El sol sigue al acecho tras un cielo gris, hoy no ha brillado, pero parece ser que las nubes se rendirán y le abrirán paso. A ver qué más traen lo que queda del mes.






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Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

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