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Mostrando entradas de enero, 2023

Finde de lujo

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Sábado fantástico que comenzó con desayuno frugal y colorido y amanecer despejado, ideal para un recorrido mañanero que me llevó hasta las antenas.  Una vez más, rodeada de mariposas y envuelta en nubes, llegué a la cima, a buen ritmo y maravillada con el panorama.  Entre el azul intenso, el verde brillante y el resplandor de la laguna, tuve una jornada sin igual. Regresar a casa y encontrar un almuerzo contundente y mucha fruta, fue el final perfecto para un recorrido que alcanzó los 26 kilómetros.  La tarde anduvo de tomar sol y conversar mucho, planes y risas relajadas. Y hoy, hoy volvimos a los ataques de risa que provocan las cosquillas... una mañana de guerra de almohadas y desorden en la cama. Puro, inmenso y absoluto amor. También tuvimos algo de caos un rato en la terraza, perdí mi puesto en la colchoneta.  Tuvimos así un finde estupendo, con la tranquilidad de haber superado la cesantía del mes, esa que me amarga un poco. Una parte de mi estaba cansada de esperar… así que

Otra atmósfera

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Mi espacio . He vuelto a mi cueva… ahora con una ventana captura algunos ecos y sonidos de la vecindad y está envuelta en una oscuridad parcial.  De la nada emergen pequeños haces de luz que acompañan mi jornada y que hacen brillar el polvo que de repente se levanta. Es el escenario perfecto, a veces. Mientras . Haciendo tiempo esperando la hora de mi reu encontré sitio para el segundo desayuno del día, tenía tiempo todavía para resolver mi vida entre el frío y el café. Después, preciso durante la reunión, mientras en la nebulosa se escapaban recomendaciones sobre planes, evidencias, indicadores, me elevé pensando en naturaleza, jardinería, senderismo y una vida serena. El viaje al otro mundo . Entre sueños que parecían realidades, me fui, me desvanecí, morí. Después vino el relato del sueño en el desayuno, lo que de él recordaba. Las imágenes eran vagas, parecían estar tras una neblina espesa. Un poco borroso todo, pero las sensaciones, por el contrario, eran perfectamente nítidas. La

Celebración al sol

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Hoy, bajo un cielo extraordinariamente azul en la city, un día primaveral como el que más, y después de un desayuno contundente con Beatrix y Helen, he repasado las fotos del finde. El sábado y su cumpleaños en terraza, relajado, divertido, en buena compañía. Para no dejar por ahí en el olvido, mejor sigo guardando los recuerdos, los que me acompañan y alegran cuando menos lo espero.  

Intentar algo nuevo

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He visto pelis y series con atención y diversión, he dado largos paseos, he leído todo tipo de cosas que he encontrado por ahí y que he comprado, he abrazado cuanto he podido, y hoy llegó el momento de aprender algo…. Sin mucho pensarlo, convencida por un email que recibí y entusiasmada por innovar mis actividades, me fui a clase de cocina. Participé en un juego de ensaladas que resultó muy divertido y nutritivo. Algo de teoría y mucha práctica en una mañana soleada, pero fría. Todo anduvo tan bien que hasta le di una nueva oportunidad a la coliflor y esta vez sí me gustó.  Estrené los conocimientos recién adquiridos con dos ensaladas contundentes: En una confundí miel con aceite de ajonjolí picante y tuve que variar el aderezo por completo, pero, aunque en exceso picante, no fue grave, o no tanto, creo; en la otra hubo derroche de creatividad, desde quinua, hasta tocineta y fue un hit.  Lo mejor es que todavía le quedan días a enero... aún es posible bailar, veremos! Lista para ad

Usuales comenzando año

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A veces me siento un alma nómada en Bogotá. Me domina la magia del movimiento y surge mi espíritu libre. No me quiero quedar quieta y busco espacios nuevos para recorrer.  Mi zona favorita, cerca del parque de Usaquén, justo hacia el cerro, es como un pequeño paraíso en medio de la ciudad. Ascender por sus calles, entre árboles y plantas en mañanas de sol, me pone contenta, tanto que duplico desayuno en algún café del sector. No me toma de imprevisto la situación actual, la cesantía de enero es habitual y la amargura que acompaña también. Procuro evitarla, pero no lo logro. Plazos que se incumplen una y otra vez; trámites que se repiten, una y cientos de veces; excusas que se inventan varias veces y miles más… en fin, qué agobio. La realidad siempre en contra de los contratistas y la suma de las cosas que callan.  ¿Puedo hacer algo? Empiezo a pensar que sí. Desistir. ¿Es sensato? Quizá. No sé, mantener la idea de que lo que sea que ocurre se solucionará solo no parece muy brillante. In

Mitad de enero

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Llegamos ya a mitad de mes y me quedé con los sucesos de las últimas semanas engavetados. Bueno, y si bien no hubo nada sorpréndete, igual dejaré por estos lares un poco de la cotidianidad de las vacaciones y del regreso a la rutina.    Enero comenzó rural. Cerro adentro anduve de caminata en caminata. Recorrí varios kilómetros de las montañas de siempre, en la vecindad, pero estuve irremediablemente atraída por aquella bruma que le daba un toque indómito al camino y me rendí ante el silencio y el misterio que surgía cuando la neblina aterrizaba, invadiendo todo el paisaje.  La lenta e imperturbable llovizna enlenteció el transcurrir de algunas mañanas y en medio de la soledad y la naturaleza creo que tuve recorridos reflexivos y pausados. Amé, como siempre, estar al aire libre, en la naturaleza, caminando animadamente, bajo el sol o contra el viento, y también en la quietud de las tardes, viendo el movimiento de las nubes. Odié las partes del recorrido con el constante y molesto ladri

Mix de martes

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Volví y permanecí de nuevo en la cima de la montaña, una vez más. Que exista este paisaje y que lo pueda contemplar hace que mi vida sea excepcional. Me encanta estar cerca del bosque y de sus árboles, aquellos de los que caen hojas y semillas suavemente. Caminé otra vez hasta el borde del pantano, los días lluviosos del año que terminó le han dejado una deslumbrante gama de verdes en los alrededores y el agua cambia de color y brilla con el sol. Es bonito, además es súper tranquilo, solo oigo pájaros. Mediodía de brindis, intercambio de risas, comer rico. En estos días de campo hemos tenido platos sencillos, muy sabrosos y saludables, pero con postre y con frecuencia ese no es para nada sano, aun así nos lo permitimos y lo disfrutamos sin culpa.  Tarde de desarmar Navidad, tenderse al sol, caminar un tanto para cosechar duraznos y trabajar, no mucho, claro, soy incapaz de pensamientos complejos en la primera semana del año. Así otro día de enero, ah y con un poco de lluvia. Ayer en

Suesca

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Primer lunes del año, un día con el susurro de las hojas crujientes y una sutil brisa en las sombras, sintiendo la serenidad de estar a un paso, sin involucrarme, sintiéndome feliz de saberlos juntos, con la emoción de estar cerca oyendo su conversación y sus risas cómplices. Qué bonito y qué suerte comenzar así.  Y cómo tenemos unos días para desconectar del mundo, sin mucho pensarlo, a media mañana estuve lista, cómoda, ligera y oliendo a flor de cereza -o, en palabras de mi hijo, apestando a perfume… él siempre tan sutil- para partir de paseo sabanero. Intentamos parque del río, pero estaba cerrado, así que cambiamos por rocas… y estuvo divertido. Comimos una deliciosa pizza española, subimos la montaña, anduvimos por la carrilera. Todo bien salvo por la música malsonante y ruidosa de otros visitantes. No entiendo, perturban y ni se inmutan… Qué pesadilla, pero bueno, es lo que hay, es el turismo democrático… Pff.

2023 llama a la puerta

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No he tenido mucho espacio mental para hacer balance y proyectar la yo del futuro, quizá porque no quiero… ya lo pensaba ayer y creo que sí, que me sorprenda la vida mejor. Improvisando no me ha ido mal, así que no empezaré ahora con nuevas rutinas. Pero qué mejor que un escenario precioso y asilvestrado para comenzar año, qué mejor que un ascenso musicalizado con pájaros cantantes en toda la ruta… qué mejor que llegar a la cima y tener compañía para seguir la aventura en la montaña. Confío en que es preludio de un año bonito. Tuvimos un plan que resultó una auténtica delicia para este domingo de Año Nuevo, un recorrido por un terreno conocido y amado por nosotros. Subir al Tablazo, encontrar las cuevas, descubrir el silencio y disfrutar la sabiduría de la naturaleza… Cuando empecé a caminar, había un sol precioso que se colaba entre las hojas de los árboles y creaba unos efectos bellísimos; cuando encontré a Pancho y a Daniel y alcanzamos la cumbre, las nubes llegaron a saludar, baj