Mix de martes

Volví y permanecí de nuevo en la cima de la montaña, una vez más. Que exista este paisaje y que lo pueda contemplar hace que mi vida sea excepcional. Me encanta estar cerca del bosque y de sus árboles, aquellos de los que caen hojas y semillas suavemente. Caminé otra vez hasta el borde del pantano, los días lluviosos del año que terminó le han dejado una deslumbrante gama de verdes en los alrededores y el agua cambia de color y brilla con el sol. Es bonito, además es súper tranquilo, solo oigo pájaros.

Mediodía de brindis, intercambio de risas, comer rico. En estos días de campo hemos tenido platos sencillos, muy sabrosos y saludables, pero con postre y con frecuencia ese no es para nada sano, aun así nos lo permitimos y lo disfrutamos sin culpa. 

Tarde de desarmar Navidad, tenderse al sol, caminar un tanto para cosechar duraznos y trabajar, no mucho, claro, soy incapaz de pensamientos complejos en la primera semana del año. Así otro día de enero, ah y con un poco de lluvia. Ayer en el regreso del paseo casi naufragamos, pero llegamos acá y no había caído ni una gota, en cambio hoy sí se siente el agua, sin intensidad, pero llueve.











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Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―