Un finde de marzo que comenzó en la tarde del viernes corriendo al aeropuerto y terminó el domingo a alta velocidad hacia el avión, uno que por fracciones de segundos casi despega sin nosotras. Nos instalamos en nuestras sillas algo sudorosas, morenas y creo que aún repletas de arena… el precio de andar de juerga a estas alturas de la existencia. Iré hacia atrás en el recorrido… porque sí, porque por qué no! Antes de correr estuvimos risa va, risa viene, una foto antes de dejar nuestra morada temporal, otra más, una conversación ligera sobre cualquier frivolidad, y así hasta que nos dimos cuenta de que si no aligerábamos el paso, el plan de regreso cambiaría drásticamente. ¡Irresponsable! ¡Culpable! Sí, esa fui yo, no calculé bien, en realidad no calculé. A la deriva, como muchas de las cosas que hago, confiando en que el azar y el devenir estén alineados y bueno, no salió mal. La tarde dominguera anduvo de reposo, hicimos una pausa breve bajo el ventilador, intentando superar la ola d