Maravillosos días lentos

Mirar el cielo, las nubes, sus formas, ver sobrevolar algunos pájaros… mi antídoto perfecto para reducir el cansancio por la realidad política y social de este país. Disfrutar en familia el sol bonito del primer sábado de junio y recuperar la movilidad casi sin dolor en mi espalda… insuperable.

Estar en nuestra casa en domingo, sin hacer nada más que experimentar la sensación de respirar, habitar, existir. ¡Dónde podríamos estar mejor que aquí! Bueno, bueno, la que no hizo nada más fui yo, los demás anduvieron en tareas varias y preparando por ahí un examen de física que le confiaremos a los astros.

Bonus. Soñé con un banquete, muchas ensaladas, pero más helados y postres, creo que me engordé. No fue el pan con mermelada del desayuno, ni la torta de limón del almuerzo de ayer, y de hoy, no.













 

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Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―