Fragmentos de miércoles
En ese momento en que nada ocurre pienso en muchas cosas, enredadas
algunas, simples otras. Hay cosas que no puedo decir porque tendría que
inventar palabras; y si lo hago, nadie entendería lo que digo. Pero lo que no
puedo decir ni escribir, a veces, lo puedo pensar.
El sol en la piel es alegría, sin exagerar, claro. Con bloqueador,
también. Pero ese calorcito que se siente en los instantes veraniegos en la
ciudad no tiene pierde. Bajo el rayo del sol me elevo y llego a mi refugio… el
jardín con sus hortensias, dalias y astromelias también es alegría. Los colores
iluminan y resaltan el verde del campo y me fascina.
Me gusta conservar recuerdos y lo hago bien, bueno, los guardo como me
gustan, como creo que deben perdurar e incluso trascender... Pienso a veces que
algún día, quizá, dentro de mucho, mucho, una posible descendencia de mi hijo
se interese por saber algo de estos tiempos... no de aquello de enciclopedia,
sino de emociones, vivencias, sentimientos familiares y contradicciones
personales. Tal vez.
Cuando voy a la oficina y aterrizo en la
presencialidad de las reuniones semanales me doy cuenta de que no sé mucho de
nadie. Intuyo, creo, opino, valoro, también juzgo, a veces, pero en realidad,
ni idea de nada. Sentada frente a todos repaso caras y miradas, recuerdo
instantes, he aprendido un tanto de algunos, pero aún me sorprendo con
comentarios al aire sobre los que no logro comprensión. En ocasiones es
interesante y bonito, en muchas otras solo es desconcertante.
Bonus. A mis enredos habituales se sumó el multiverso de Spiderman. Anoche la vimos y me pasa que ando de dimensión en dimensión