Rurales

Días de verde, aire fresco, y nubes lentas. Lo de siempre, al menos lo más frecuente, pero siendo lo de siempre, este finde fue un regalo, un hermoso regalo. Qué mejor que parrilla y copas al sol y en familia. Con un menú delicioso para cada día, con brindis refrescantes, instalados en nuestra terraza viendo el verde de por acá y el de más allá. Días en los que el mejor plan fue sentarnos a comer, recordar, hacer planes, soñar con un futuro esplendoroso y ver el campo brillar. El sol pegando a veces, otras el aire corriendo veloz. Es nuestro paisaje cotidiano y cautivador, con el espectáculo del cielo de un azul intenso. 

Hay cierta belleza en estas escenas campestres, el colorido enigma de las dalias que abren blancas, a la semana siguiente están rosadas y terminan siendo de un rojo que me gusta; flores, árboles, el aroma de la brisa fresca, los pájaros con su vuelo y su cantar, las perritas que nos acompañan sin perdernos de vista, el calorcito estupendo y mucho esplendor. Hay ocasiones en que mi cuerpo y mi mente piden que vaya con calma, y de vez en vez hago caso. Sencillamente la vida que me gusta. 



Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―