Vocabulario de la semana

De la C a la T con varias ausencias

Café. La mañana. La vida por delante. El canto de los pájaros. La brisa fresca. Todo lo que quiero para empezar un día nuevo.

Extrañeza. La naturalidad con la que afirman, imponen y promueven prácticas poco saludables en pro de la popularidad. Ahora que lo pienso no sé si eso me causa extrañeza de verdad o es el resultado de mi ingenuidad.

Hijo (El mío). La teatralización de sus experiencias cuando las quiere contar; aquellas exageraciones sobre lo que le ocurre y la aparente indiferencia sobre casi todo lo demás; su perspectiva y esa típica soberbia adolescente, todo hace parte, todo suma. Se está convirtiendo en un hermoso ser humano.

Movimiento. Bajo del cerro maltrecha, magullada, herida, pero feliz. A veces parto confusa a los ascensos, cambio la ruta, regreso más sabia, ja, es lo que imagino. Creo que se me va la vida en pasos, besos, fotos y abrazos.

Planes. Hace tiempo dejé de trazar planes con mucha antelación. Aprendí hace mucho que la mayoría de las cosas escapan a mi control así que prefiero dejarme sorprender más por la vida. No ha resultado mal, en general, creo, la vida me ha mostrado un lado bonito. Me gusta lo que ha sido, no todo, claro, pero ha estado en equilibrio.

Prados. En la city buscando oasis para oxigenarnos mejor… las lluvias no nos han dado tregua, la ola invernal y sus desastres nos dejan inundados un día sí y al otro también, pero pese a ello el buen tiempo aparece de repente, y lo aprovechamos sin dudar, el aire libre me hace feliz … A ver si aprendemos que o la protegemos o la naturaleza agresiva y poderosa se defiende.

Respiración. Inhalar, exhalar, respirar profundamente. Es poco, es nada. Es todo. Lo relativo de las cosas… Según la perspectiva, según el ruido de fondo, pero nada es para tanto. 

Salpicados. Desafiante, por decir lo menos, estuvo el habitual recorrido matutino el ultimo día de la semana. Después de una noche de lluvia permanente la ciudad queda sumergida bajo el agua y el transitar se convierte en carrera de relevos. Procuramos alejarnos de los charcos, lo hacemos… no sirve. Somos víctimas de raudos conductores que nos dejan empapados a su paso. Cuando no nos llega el agua sucia de la calle, nos moja la que está debajo de las baldosas sueltas de los andenes (casi todas), también sucia, claro. Cuando mejor nos va somos bañados por las gotas acumuladas en los árboles.

Tardes. Maravillosa la vida. Reír hasta quedarnos sin aire. Compartir vino y pan con mi par favorito…. Lo del vino solo con Pancho, el infante sigue con milo, o en su defecto, Hatsu.

Trabajo. El día laboral transcurre entre el tedio, con algún instante de preocupación, otros más con rutina llevadera, y así, pero a veces surgen ciertos destellos luminosos.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―