Quién diría, quién diría

En completa sincronía con la naturaleza di un vigoroso paseo en una mañana de sábado bañada por el sol. Sin importar la falta de sueño de la noche del viernes, después de solo cuatro horas de descanso y un desayuno multivitamínico, partí al cerro. Necesitaba aire fresco y un poco de ejercicio para contrarrestar los excesos de la semana. No llegué a las antenas, me faltaron casi 5 Km. Tomé otra ruta, una de suaves hondonadas donde encontré un par de bosques en los que me sentí una intrépida exploradora. Con un sándwich club nivel 5 estrellas y una tarde de relajo viendo series y durmiendo de tanto en tanto, se nos escapó él día. 

Despertar de domingo. Pájaros que cantan sin cesar. Trinos, silbidos, chirridos… Me concentro para identificarlos, los busco, no tengo éxito así que me entro a desayunar. Ayer llovió, otra vez. Hemos tenido unas cuantas horas de cielo azul, sin muchas nubes, pero este año eso ha sido la excepción. Casi siempre amanecemos con cielos grises, rastros de lluvia, el jardín mojado, como hoy. Tiene pinta de hacer frío todo el día y con lo rápido que se acerca diciembre ya estoy imaginando mi plan para esta mañana, sí, definitivamente no me iré de caminata.











Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―