Instantáneas de la calle
Lunes otra vez. Salir
al mundo de nuevo. Ver la gente, los lugares, advertir también las sensaciones
que llaman mi atención. En medio de la ciudad, desde su centro
neurálgico, identifico pequeñas cosas que me hacen feliz, sonidos que me
gustan, el verde que brilla, una que otra sonrisa por ahí.
Las
cosas parecen estar especialmente revueltas en estos tiempos, no se percibe
mucho optimismo y en lugar de construir esperanza, veo muchos alimentando la
tragedia. Pero empiezo semana omitiendo ruidos y fealdades del entorno, veré si
me puedo concentrar en placeres cotidianos. Desde acá veo a un hombre
junto a la puerta viendo cómo se fue la mañana y a una mujer gorda que sale
apurada. Curioso, una calle por acá con casas que parecen de pueblo. Aparece un
grupo de oficinistas dando vuelta, con ese paso lento que deja un almuerzo
contundente y sobre todo, lento por la motivación que tienen del regreso a
laborar… pasan por el andén.
No es mi barrio, son calles en las que casi nada me detengo. Veo las pocas casas y los edificios. Imagino a la gente que está allí, sus vidas, ojalá tranquilas.