Otra vez un par de días preciosos

Me encanta despertarme aquí. Feliz y agradecida de cada día de mi vida, en especial de aquellos en los que el primer café de la mañana es en pijama, descalza y con vista al horizonte. Me re fascina estar por estos lados.

Se escapa el finde otra vez, pero en la memoria quedarán dos días súper bonitos, bueno, no sé si ese sea el lugar en el que queden, tal vez preciso por eso es que lo guardo por acá… En fin, que me voy por las ramas…

Sábado de desayuno rico, preparaciones sencillas y en casita, amenizadas por varias de esas canciones ruidosas que aborrezco. Es curioso que en medio de ese caos sonoro, seamos capaces de encontrar magia y serenidad… quizá porque después de unos minutos insoportables, pedimos “a gritos” un poco de silencio.

No podía pasar estos días de descanso sin los recorridos habituales. En la ruta a veces encuentro sombra, hago pausa. Contemplar con otra perspectiva también me gusta. Otras descubro caminos escondidos, me aventuro, casi siempre tengo que volver, no llevan a ninguna parte. El de ayer sí tenía salida, o eso creo, porque después de unos cuantos metros, 600 o por ahí, decidí devolverme. La sensatez se apoderó de mí y el rastro de huellas secas, de esas que quedaron allí hace mucho, mezcladas con un tramo embarrado por completo, como si hubiera llovido recién, me hizo girar y regresar al sendero conocido. Sin embargo, estuvo divertido. Pasé por un terreno pantanoso, casi me hundo, mariposas amarillas, diminutas y veloces iban conmigo, abrían camino; y las nubes…  siempre de un lado para otro, en movimiento constante, inquietas. 

Me esperaban a almorzar así que bajé a las carreras. La tarde pasó veloz, entre una cosa y otra no supe a qué hora se acabó el día y con vino y empanadas cerramos la jornada.

Hoy volví a la montaña. Ahora llego a la cima una vez, y otra, y otra más, aunque a veces olvido dejar fuerzas para la última parte. En el recuerdo han quedado los ascensos en los que me derrumbaba cuando faltaban algunos metros, casi me arrastraba sudando, asfixiada, con cara de moribunda… Anémica. De regreso encontré espumante con fresas en la terraza.  Me instalé a esperar la pizza a la parrilla. Estuvo de lujo y así la tarde. Todo estupendo.


Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―