A alcanzar nubes

Ayer anduve bajo el sol. Caminé cerca de seis horas con un bonito cielo azul, una auténtica delicia cerca de bosques, con un aire suave… es mi lugar favorito con su encanto especial. A veces me parece un paisaje de cuento. Lo disfruto. Me encanta el silencio y sus sonidos en el pantano.

Hoy el cielo azul otra vez, más azul y sin nubes desde muy temprano. Partí cerca de las seis a las antenas, preparé merienda y agua suficiente y me fui con paso ligero. Sin embargo, sin avanzar mucho empecé a disminuir el ritmo… las hojas al viento, el canto de los pájaros, el verde brillante, y algunas cosas más me hicieron detener, observar, me concentro en el canto y busco el origen, no lo encuentro, sigo, saludo a los perros, decido la ruta, me desvío… se alarga el recorrido. Hoy tuve incluso una lluvia de semillas de eucalipto que me maltrató ligeramente, pero aromatizó los pasos por un breve instante.

Prefiero el ascenso, es entretenido, siempre hay algo que me llama la atención y mi cuerpo se siente más cómodo en escalada.  Bajar no me gusta tanto, se me hace largo.. creo que dejo de mirar un poco y avanzo reconstruyendo pasados e imaginando futuros. A veces no está nada mal… En fin, creo que el sol, el viento, la noche, la luna, las nubes, todo estuvo de maravilla en este par de días soleados.

El tiempo se nos pasa sin darnos cuenta. Muchas horas frente a una pantalla, otras en el tráfico del mal, muchas más en reuniones eternas; caemos con facilidad ante el poder de sucesos y situaciones que nos hacen pensar que esa es la única realidad… por eso salgo a respirar y en ocasiones, acostada en el pasto, viendo el cielo y el baile de las nubes, tengo la sensación de ser una absoluta afortunada.








 

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