Viernes Santo
Empezó a asomar el sol sin aviso de buen tiempo, pero, aun así, con alegría, energía y vitalidad me dispuse una vez más a la caminata acostumbrada, aquella que quiero convertir en una constante.
Avanzo, subo y de repente, casi sin darme cuenta, me sumerjo en un paraíso de nubes y verde. Me envuelve por completo un ambiente que aísla, íntimo y tranquilo, y en relajación absoluta, disfruto una pausa con la increíble vista del entorno y me preparo para el regreso. Hoy superé mi récord, no sólo llegué al páramo, también volví caminando. Me independizaron y ahora me toca asumir mis pasos.