Inacción o rebelión

La semana que pasó terminó con un par de sinsabores.  Algunos por este país absurdo en el que no paran de cometerse atrocidades y en el que además impera la inoperancia y la falta de sentido común... bueno y qué decir ya de la falta de empatía y la soberbia de muchos funcionarios públicos. Pero es lo que hay, lo que da la tierra por estos lados, con lo que tenemos que vivir. Víctima de la tramitomanía irracional y arbitraria de las entidades públicas, a punto estuve de declararme en rebeldía y dejar ahí, no hacer más, llamado al paro, pero no, además de un par de quejas al aire, no hice mucho más. 

¿Qué será peor?  Pero es que quejarme desde el privilegio en el que existo me da algo de vergüenza.  Resulta incoherente, a veces. 



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Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―