Sin nubes
Hay días que amanezco con ganas de volar, me anima el cielo despejado y los pájaros cerca que van de lado a lado, veloces y, desde mi mirada, felices. Otros días quiero flotar largo rato, relajada y serena, respirando nada más. A veces me dan ganas solamente de contemplar el entorno. Observar. Percibir. Sentirme viva. Pero, siempre, estoy dispuesta a un trozo de pan recién hecho... en medio de todo, soy de lo más terrenal.
Mientras vuelve el día de volar y flotar, seguiré por acá, con mis recuerdos pandémicos, aquellos que se llenan de amaneceres fascinantes y fantásticas mañanas de azul celeste.
Por ahora, un día de la tierra colmado de ratitos de alegría.