Breve
Maravilloso
y refrescante paseo al despertar. Con
las orejas casi congeladas, pero el cuerpo tibio, avancé por el cerro en un
recorrido emocionante de bonitas sensaciones. El sol saliendo, el cielo despejado y la brisa
en la cara fueron compañía en la ruta.
En sintonía con los amaneceres del campo, ambientados con la marea
infinita de sonidos de la naturaleza, anduve por poco más de una hora,
recargando combustible para empezar la jornada... aquella en la que frente al
compu intento no desesperar, a veces por reuniones interminables e ineficaces,
otras por repetición de tarea y otras porque encuentro mil cosas más
entretenidas que hacer... Por fortuna responsabilidad y compromiso no faltan.