Lleno de lluvia

Pasamos un finde sin tormentas furiosas, de esas intensas, pero breves, en cambio, tuvimos llovizna incesante que casi no dio tregua.

Sábado. Agua, gotas, variedad de grises, frío afuera. Casita caliente con chimenea, abrigados viendo series, sin hacer nada más que descansar. Tórtolas, copetones y perros en la ventana. Inmovilidad. Así estuvimos... entre felices y aburridos por no poder salir. El ruido desaparece en el campo y solo escuchamos los murmullos de los pájaros que se protegían de la lluvia. En la noche cesó el agua, pero no salimos. Con vino y queso de oveja nos reímos de mi estado evolucionado que me hace concluir que la única explicación posible es haber vivido muchas vidas, de lo contrario cómo entender el grado de consciencia que me habita. Ja!

Domingo. Más lluvia, más frío. Pararnos a desayunar y volver a la cama sin más, solo quedaba abrigarnos y leer, no estuvo mal. Al mediodía empezó a despejarse y volvió la ilusión de ir a la montaña. Muy puntuales llegamos a nuestra sesión de arte y vino, dispuestas a desplegar talentos en medio de la brisa intensa. Así fue, rápidamente me adapté al clima y di pinceladas entregada a divagaciones ininteligibles…y bueno, igual fue el resultado. Arte y naturaleza en una tarde de brindis y arándanos… con mi pájaro azuloso y punk. Estuvo entretenido, alicorado y dulce…

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―