Huellas de la semana

Esta semana Bogotá, el país entero quizá, volvió a su drama climático. Cielo encapotado, agua por doquier, de nuevo los charcos. Estuvimos rodeados de tonalidades oscuras y frías, sin embargo, algún rayo se filtró por ahí y ese, preciso ese, sacó brillo. En breve tendremos nuevamente verdes campos infinitos y espero que no tan inundados.

Llega ya el finde y para ambientarme, después de una caminata de 14 kilómetros, empecé el viernes de verdad, con deliciosos aceites aromáticos, dispuesta a entregarme sin resistencia al descanso y a la relajación que se acerca con el próximo festivo. No me pude saltar la jornada laboral. Una reunión aburrida, correos varios, noticias, distracciones, reportes, sin un espacio, sin aliento, sin sentir, sin respirar, así la mañana. Después todo se tranquilizó... espero que no haya novedades en lo que queda del día, solo se reciben buenas noticias.

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La caminata por los barrios de siempre, con paso ligero para retomar un poco de ejercicio mañanero

La reunión... pff no logré exponer mi punto con claridad y quedé como la loca incomprendida. Pero en breve eliminé la sensación de derrota, porque si hay algo que hacer, pues se hace.






Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―