Cobertura del finde

Algunas fotos y unas palabras del periplo reciente.  Villa de Leyva es una sorpresa continua. No importa cuántas veces hayamos estado por allí -desde la más tierna infancia-, ignoramos la jauría turística y el pueblo sigue siendo fuente de alegría. Esta vez aunque solo anduvimos de pasada, también fue un poco de vino, milhoja y visita en desorden, con cielo gris y ambiente tibio. Uno de los lugares a los que volver siempre, sin duda.

Mientras arreglábamos el mundo y nuestras vidas en conversaciones infinitas, tuve frente a mi varias imágenes nítidas y coloridas, miradas fascinantes y emociones varias. Tomé algunas fotos, pero mi combinación de cámara, ojo, luz e instante no anduvo siempre muy alineada... aun así, a pesar de mi mirada errática, algo logré y algo quedará. Pero mejor empecemos:

Materializamos el paseo por su espontaneidad, surgió de la nada, no tuvimos mucho tiempo de preparar y organizar, y aun cuando no todos se subieron al bus, sobrepasamos el quorum. Esta vez la concurrencia superó los tres gatos.

Sábado 7:00 am. Emperifollados y acicalados estuvimos listos esperando nuestro transporte VIP. Dispuesta a cantar y a soportar la queja del joven por la banda sonora elegida, que fuera la fuera no sería de su gusto, subimos y partimos. El ansiado grito herido no tuvo lugar, pero la música sí y entre una cosa y otra se pasó por alto la plancha y no le dimos mucho protagonismo. Lo que sí tuvo la relevancia del caso fue el desayuno… el hambre acosó y llegamos a Villa Cecilia por combo 1, combo 4, huevos y pan. En calma disfrutamos, nos reímos, tuvimos encuentro casual, tumbamos algunas cosas y partimos.

La siguiente parada fue en Samacá, los anunciados calados del pueblo esperaban por nosotros, nos habíamos saltado las almojábanas, así que no podíamos dejar pasar el "hojaldre" de pan. Sin embargo, no les di oportunidad, fui valiente. Llegamos a destino incompletos, aún faltaba el 60% de la tropa.

Después de conocer los detalles de la construcción en el camino, vino la sorpresa por el tamaño y luego el asombro por el diseño de Santa Helena. Coincidimos, nos encantó. Admirados recorrimos cada espacio de la casa y nos instalamos. Descansamos un rato en una de las muchas terracitas, tomamos café, jugamos con los anfitriones y a la voz de almuerzo, salimos en busca de longaniza, carnes, y otras cosillas en Sutamarchan. El plan lógico después de las parrillas era postre y la originalidad nos dio para llegar a la Galleta. Con una variada selección, desde frola hasta milhoja, se empezó a ir la tarde. Dimos vuelta por la plaza y arrancamos de nuevo, esta vez al super.  Compramos cuatro (4, solo 4) bananos y regresamos.

Al rato llegaron los demás y con el crossover de mi celu, el vino y las conversaciones de esto y aquello, de cosas prácticas para resolver los imprevistos de la vida cotidiana, de selección natural, de actividades que cuidan la salud física y emocional, de llantos de 15 minutos, de meditaciones y sueños se nos fue agotando la pila como en cascada. Con las vibraciones y el ronroneo de Michin empezaron a desaparecer los que se fueron a hacer "novena", después otros tantos y a la madrugada, pasadas las 2 am, terminamos de caer.

Hoy. A eso de las seis los de "novena" empezaron a conversar y de a poco nos fuimos despertando por café. Organizamos desayuno, seguimos instrucciones y con una impecable mesa puesta tomamos un desayuno, casi brunch, delicioso. De sobremesa hubo mimosa con preparación de autor y más conversaciones, muchas.  Algunos salieron a patear balón, otros por la cosecha de tomates, yo me subí a la loma y así... hasta que llegó la hora de emprender camino de regreso. Almorzamos en la carretera, en Huesitos nos sentimos como en el Titanic, con show de magia y tal, seguimos bla, bla, bla, y llegamos. 

Sería todo, un fantástico finde de amigos.... Conectamos de una manera especial hace tantísimos años, sin imaginarlo, y ahora conversamos de un ayer no tan lejano, del presente fatigoso y del futuro que sabemos incierto, pero en el que tenemos confianza. Repetiremos porque quedaron unas empanadas y un lomo pendientes..
































Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―