Llegó diciembre

En la casa, en la oficina, en el parque, en la calle, en los restaurantes, en estos días en cualquier lugar encontré entretención. Una semana de ver, escuchar leer, asociar, recordar y escribir. Nada de misterio, pero sí un poco más de intensidad al enfrentarme a la calle fuera del perímetro habitual, también la voz un poco más alta en los restaurantes al anochecer. Será la euforia de los encuentros, el ritmo vertiginoso que empieza con diciembre, no sé, percibo ambientes ruidosos y me sumo al bullicio. 


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Pd. Por increíble que parezca en pocas semanas se acaba un año más.... y todavía estamos en obra. Luego de ampliar la casita, pasar por la impermeabilización de la fachada del edificio, ahora seguimos con el apto en el que se cayó todo en una esquina de mi habitación. Pintura, cemento, arena, un completo caos, casi veo la luz del sol desde mi cama y no precisamente por la ventana. Se dañó todo encima del closet. No estaba nada bien el panorama y en el arreglo llevamos más de tres semanas.  Necesito regresar a mi normalidad porque esto está a punto de disparar una neurosis…. Mientras tanto invado el universo privado del cuarto adolescente, ese donde se sumerge cuando llega del cole, con su música, la de todo ese ruido, la de la furia contra el mundo; con su teléfono y su compu. No soy bienvenida, pero dormimos profundamente.


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Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―