Escena exterior

Entre la tibieza húmeda de la mañana soplaba una brisa suave y ligera y partí a la montaña con esos perros de campo, que se unen al recorrido, andan al paso, y me acompañan. La belleza del paisaje que me rodeaba y la intensidad del viento también acompañaron. Es lo que tiene la vida rural, tan maravillosa a veces.

Damos por sentado que la vida avanza, pero ocurre que cuando alcanzo la cima, a veces, soy incapaz de hacer nada más que quedarme allí y mirar. Soy consciente, desde allí, de lo poco del mundo que he experimentado y como tengo la sensación de que el tiempo está yendo cada vez más rápido, que no hay pausa, que los días se nos escapan, prefiero respirar profundo y disfrutar el paisaje.






Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―