La búsqueda del equilibrio

De una tarde de domingo silenciosa, tranquila y sosegada en el campo, pasamos a una noche ruidosa, caótica y desordenada en la ciudad. En menos de un par de horas todo se transforma. Esperaremos otro finde para volver a ver aviones desde la terraza. Conversar sobre el lugar de origen, el modelo, el vuelo, el aire y las luces cuando empieza a oscurecer. Volveremos pronto para repetir el espectáculo de las nubes. Después de mucho rato de verlas, noto cómo se van estirando de a poco, no solo se mueven con el viento, también cambian de forma, bailan y se deshacen. Regresaremos cuanto antes para sentir de nuevo cómo el tiempo se aligera y se dilata.

No queríamos salir de allá y el recorrido de vuelta se hizo mucho más largo, y más lento de lo habitual. Pero acá estamos y sabremos estar y disfrutar.



Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―