Nuevos aires

Frente a mí unos pensionados que toman café, parece que a diario; una pareja que en breve devora una torta de chocolate, ella se lleva la mejor parte, y cerca de la puerta, a mi izquierda, unos turistas provenientes de una latitud lejana, no entiendo absolutamente nada de lo que dicen.   Imagino vidas extraordinarias de esta gente común y rodeada por ellos, ahora personajes de best sellers, en una tarde de lluvia -otra más-, repaso tiempo y espacio. 

Unos días veraniegos en la intensa y contradictoria Cartagena. Muy visitada por turistas de todos lados, pero profundamente colombiana. Sus calles pequeñas y coloridas en la ciudad colonial y la brisa cálida de su mar caribeño nos dejaron lindos recuerdos en el mes que termina. Otros instantes en Subachoque, frío y tormentoso, pero verde, boscoso y fascinante. Mi lugar favorito siempre. Y la gran ciudad, hostil, insegura, congestionada, pero mi sitio. La siento gris últimamente, adolorida, pero seguirá siendo mi espacio habitual y todavía le tengo un cariño inmenso, sobre todo en un día azul y brillante como en la mañana de hoy. En estos escenarios diversos tuve instantes alegres, entretenidos y aburridos también. Un mes de ver amigos, de disfrutar tiempo en familia, de trabajar intensamente, de caminar y comer rico. 

Veremos qué trae ahora noviembre… además de la celebración de un año más en esta existencia que se prolonga.







Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―