De nuevo llegué al Tablazo

Tras un largo e intenso recorrido me invade el asombro y también un poco de vértigo desde la cumbre. Llego al lugar donde me emociono siempre, como si fuera la primera vez que lo veo.

Luego de una caminata revitalizante me encontré de nuevo con el salvaje encanto del páramo y con una escala perfecta de verdes y grises frente a mí; y después de sentir que conquisto el mundo cuando alcanzo la cima del cerro, llega la calma y la quietud, el instante contemplativo. Termina mi estancia en las alturas cuando el cúmulo de nubes húmedo me rodea y siento fascinación total. Haber aprendido a disfrutar la vista desde allí, aun cuando el cielo está completamente cubierto, ha sido una de las mejores cosas que me dejó mi pá.


Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―