Aquí y allí
Se nos fue julio con un poco de todo, de pausas y
encuentros, de mar y montaña, de amigos y familia.
Por unos días cambiamos de escenario para caminar. En
la playa cuesta más avanzar, aunque no hay ascenso y abunda el oxígeno, los
pies se resisten, la arena los atrapa. Después de la pausa, hemos vuelto a
habitar los verdores de esta tierra campestre a la que la lluvia se resiste a
abandonar. El campo agradece la lluvia, pero también necesita un ratito
de sol y ya va siendo hora.
En el trópico caluroso me entretuve con las hormigas
avanzando en fila india hacia sus hormigueros, por acá con las arañas tejiendo
su tela… siento algo de fascinación por esos insectos y su diario acontecer.
Los dramas noticiosos, como la lluvia, tampoco se
detienen. El dólar, la inflación, el déficit, la corrupción, la guerra distante
y la propia, los virus, no solo el Covid-19, también el de mono y.… mucho de
bla bla bla, que agobia y prefiero mantener a raya. Sin embargo, nos
preparamos para afrontar los ritmos que el nuevo gobierno traerá, falta poco.
Me complace que gente de altísimas capacidades, pero intensos y sobrados,
infantiles, por lo demás despeguen, dejen sus cargos y el poder y que otros
incompetentes también se alejen, al menos por un tiempo. Bueno, aunque la
esperanza y el optimismo también están a raya, pero algo de ilusión sí existe.
Así anduvo el mes, en medio de la reflexión y el
asombro, la única forma que encuentro de estar por acá. Disfruté la inmensidad
del océano sin fin y me distraje mirando hacia arriba, siguiendo el movimiento
de las nubes, siempre en buena compañía.
BIENVENIDO AGOSTO