La vida pasa bonito
Impresionada y feliz de volver a ver todos los tonos de verde y el
agua corriendo en el sur del continente. Pienso en el paisaje, la naturaleza y
el entorno y por algún motivo, a muchos kilómetros de casa, me identifico con
aquel lugar.
Adoré una vez más ir a los saltos del Petrohué, pese a la sequía,
me encanta ver el azul correr, el esplendor de la luz y su reflejo en el agua
que cae con potencia. Ignoré los
molestos tábanos, lo intenté al menos, y disfruté el turquesa del lago Todos
los Santos en una mañana esplendorosa.
El paseo por la vuelta al lago Llanquihue una vez me pareció de ensueño,
cada mirador ofrece un espectáculo sorprendente y los pueblitos y playas
alrededor son fantásticos.
Pese a que la humanidad cada vez parece seguir abocada al colapso,
continuaré con mis lentes rosa e intentaré ver lo amable del paisaje porque
entre la montaña y mar hay un montón de maravillas que bien vale conocer.