Pensamientos encadenados
Me encanta tomar fotos. Técnica y estilo no tengo
mucho, no se me da. Pero experimentando, jugando, de error en error,
a veces encuentro tesoros. Mientras tanto se me va la vida viendo pájaros,
flores y nubes. Es entretenido.
Tengo una tendencia innata a buscar conexiones con
la naturaleza, me parecen extraordinarios sus colores y la siento poderosa y
capaz de aliviar tristezas.
Soy de naturaleza alegre, mi tristeza, cuando
aparece, es transitoria. Aparece con más frecuencia la amargura por los
procesos que soporto de cuando en vez, aquellos asuntos laborales que agobian y
que son siempre iguales, o peores.
Me gusta el café, me gustan los puentes, las flores
y los pájaros. Amo el sonido del agua y pisar hojas secas. Me encantan las
frutas, el olor del jazmín y de la tierra después de la lluvia.
Imagino vidas bonitas cuando estoy en el parque y
otras poco glamurosas viendo los pasos raudos de los peatones que cruzan cerca
de las oficinas. Me agobia la prisa que lleva todo el mundo casi siempre, esa
existencia que parece tan agitada.
Disfruto pasear por calles que me gustan, recorrer
algunos barrios, encontrar un lugar bonito para un café revitalizante; oír por
ahí alguna conversación entretenida... Aprovechar la ciudad sin pensar mucho en
que pronto permaneceré quieta en la labor.