Pasos pausados para recorrer, en nuestro último día de vacaciones,
algunos lugares en Santiago. El barrio es el mismo pero encuentro cosas
diferentes. Colores, voces, sonidos
diversos. Las plantas han crecido, hay más parques dentro del parque, sigue
siendo un lugar bonito y acogedor. Encontramos incluso un equipo indio de
crícket, algo de exotismo cosmopolita.
Aun cuando la ciudad se ha deteriorado un poco, muchas de sus calles se mantienen, muchos árboles dan sombra, algunos jardines bonitos alegran los recorridos, la vista a la cordillera es imponente desde muchos puntos. Así que sí, en pleno verano, aprovechando los días más largos del año, con el calor invadiendo cada centímetro de espacio disponible, pasamos unas fantásticas jornadas de sol por las calles santiaguinas y así abrazamos recuerdos y terminamos unos días fantásticos. Fueron fugaces, pero serán inolvidables.