Superamos enero
Sigo por acá buscando una suerte de ruta de recuerdos pandémicos que más parece un inventario de amaneceres y atardeceres en los que la fascinación por lo que la naturaleza regala a diario, me sobrecogen.
Se acabó el primer mes del año y
dejamos atrás varios paseos al cerro, muchas horas entre plantas, esperando con
ansias que las flores se mantengan y crezcan en este verano intenso y otro
tanto estrenando habilidades culinarias.
No solo se trató de queque de limón, pasé por lentejas, goulash,
sabrosas galletas de coco con chocolate y un extraordinario puré de plátano con
jengibre.... todo un desafío, superado por lo demás.
Entre el mar de nubes con el que a veces amanece por acá y el juego de colores que regala este paisaje que cada día da lo mejor de sí, hemos procurado unos días maravillosos, con sus más y sus menos, claro. No todo brilla siempre, pero rescatamos lo que podemos y magnificamos su beneficio. Sin duda la vida en el campo nos ha premiado, hemos podido pasar un confinamiento un poco más agradable y escapamos del encierro. La exuberancia de las montañas, los espectaculares atardeceres y el descubrimiento de varios rincones naturales nos han hecho muy felices, y aunque nos falta la familia extendida y las risas con los amigos de siempre, no todo está perdido. Además de todo, mi cuerpo ha vuelto a ser el de hace unos meses, atrás quedaron las incomodidades de la cirugía y ahora, con más oxígeno, me siento rejuvenecer... también terminé mes con trabajo, así que bien, sin queja alguna, espero que febrero llegué y se porte bien.