Bosque palpitante

En medio de una densa y bailarina neblina, acompañada de un par de perros amorosos que siguieron cada uno de mis pasos, me sumergí en el bosque. En plan exploradora, con la intención de llegar al páramo por otra ruta, me aventuré por un cerro espléndido, repleto de vida. Agua, pájaros, flores y nubes a mi altura conformaron el escenario en el que me moví durante la mañana. 34 mil pasos y no lo logré... pero no importa, lo intentaré de nuevo, quizá acompañada porque hoy terminé feliz, pero ligeramente malherida... resbalé, rodé y me di un fuerte golpe en la mano... nada grave, pero sí doloroso. Fue un breve instante, extraño, en el que las malas palabras parecieran expulsar el dolor y dar el impulso para continuar... el sinsentido mismo. Además del golpe que impidió que continuara el ascenso, regresé porque la niebla avanzaba presurosa y hace unos años ya estuve pérdida por allí y no tenía intenciones de repetir, menos en soledad. 

Alguien dijo una vez que conocer la naturaleza significa aprender a existir, por supuesto la desconozco aun, pero estoy en ello, me gusta, me está fascinando, creo, además, que debe ser algo más allá que simplemente existir... tal vez se trata del éxtasis de la existencia.

 














 Pd. Superamos el frío de la lluviosa tarde chocolateando. Un poco, en todo caso.

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―