Vida casera

Conscientes de la suerte de estar juntos, de tener deliciosos platos para compartir y el mejor de los escenarios para disfrutar la existencia en este tiempo extraño, hemos visto pasar otro mes por acá.

He aprendido a celebrar la vida con lo que soy, lo que somos y lo que tenemos cerca. Con curiosidad y asombro aprovecho cada instante en medio de este paisaje vibrante que cambia con el viento, la lluvia y el sol y, desafiando la comodidad de mis días, me he aventurado en la cocina, estoy aprendiendo a disfrutar las tardes de horno y fogón.

El mundo y sus tragedias agobian, es cierto, este país repleto de miserias y absurdos no parece dar tregua, pierdo la fe a ratos, pero motivos para celebrar hay muchos, aquí, ahora... y ojalá, siempre. Debería ser así para todos.





Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―