Entusiasmo por lo nuevo

Descubrí una nueva ruta, otra más que no me llevó a ningún lado.  Atrapada y con algo de frustración tuve que dar vuelta atrás y regresar.  Pero en el camino, ansiosa pensando que había encontrado otra forma de llegar al pueblo, viví toda una travesía.  Un camino muy angosto, repleto de barro, de abejas, minimariposas y una multitud de pájaros.  Escogí un paseo bastante espinoso y concentrada en no caer iba mirando al suelo, justo atravesé una telaraña y casi no logro quitar el hilo que quedo en mi cara. La vista que encontré me gustó bastante así que, aunque no llegué a donde esperaba, valió la pena. De regreso al conocido camino de tierra, sentí que volvía a la civilización y sin duda, creo que me gustó más la trocha silvestre y salvaje recién descubierta. 

A diferencia de mi encuentro de ayer, en el que los perros fueron amigos y compañeros, hoy me sorprendió un can furioso que agresivo y amenazante sacó sus colmillos afilados.  Con la maestría de una mirada domadora lo calmé y retrocedió … era lo que esperaba, jajaja, pero no, lo miré fijamente, sí, enfurecida y un poco asustada, bueno, muy, le mostré mis bastones, pero pasaron eternos segundos en los que siguió “malgeniado”. Con algo de susto, mucho, giré, retomé el camino y ahí se quedó.  Ahora estoy más convencida de que el mundo canino es similar al humano, guardadas proporciones, claro, pero muchos son amorosos, simpáticos y alegres, ven un amigo potencial en todas partes, otros son indiferentes y varios más agreden porque sí.  Espero, por supuesto, no encontrarme con ningún humano que me intimide como este animal… aunque podría intentar razonar, creo que el miedo sería a otro nivel.

Y bueno, un mes más que se esfuma, espero que marzo llegué repleto de buenos momentos e inagotables pasos, dice Daniel que caminar es mi “chispa”, y parece que sí, que este año está siendo así.




 

Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―