Temprano en domingo

De madrugada, recién empezando el día, partí al pueblo.  Cambié el rumbo y en descenso para explorar nuevos caminos llegué cuando estaba todo por comenzar. Chocolate caliente, tamal, buñuelos, todo preparándose para quienes iban a llegar, me antojé, pero menos mal ya había desayunado y pasé de largo. Me gustó aquello del comienzo de un domingo, la poca gente que encontré estaba poniéndolo todo muy a punto porque seguramente llegarían muchos visitantes.  Seguí mi camino y escogí una ruta bonita, como muchas de las que hay por acá.  Muy organizado todo, bien podado, cercas perfectas, casas inmensas y custodiadas, otro barrio, sin duda. Estuvo bien, vista en calma, verde, brillante, lindo. Caminé mucho, me cruce con algunos, me gustó también, sin embargo, creo que prefiero los paseos más silvestres, aquellos en los que las casitas son más de campo, en los que huele a leña todavía y salen aromas a café preparado con panela. Me trae recuerdos, memorias de infancia en la casa de mi abue... No me gusta ese café, pero me gustan los recuerdos. 








Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―