Un destino soñado


Después de varios planes, finalmente la oportunidad de llegar al desierto apareció.  Unas vacaciones esperadas desde hace mucho que finalmente se concretaron y los astros que definitivamente estuvieron a nuestro favor para que pudiéramos llegar a Atacama.  
Desde que nos aproximamos a nuestro destino empezaron las sorpresas, se trataba efectivamente del más árido de los desiertos, la inmensidad terracota nos dio la bienvenida, soledad y ausencia de verde desde el aire.
Después de acomodarnos en nuestra casa rodante, y de un rico, saludable e improvisado almuerzo en grata compañía, nos dedicamos a conocer San Pedro. Sus calles de tierra y sus habitantes mucho me sorprendieron, curioso, por decir lo menos, me pareció ver personas aparentemente iguales, hablando con acentos diferentes, unos muy chileno, otros boliviano, y turistas por todos lados, de todos lados. Un pueblo minúsculo repleto de vida, con muchos viajeros entusiasmados con planes para cada día... poco a poco nos convertimos un poco en eso.



Mirada inocente observando el mundo












Sucesos populares

Colectivo familiar

Sin rumbo fijo

―denota negación―